El coordinador y los miembros del CEAR de Costa Rica cuentan su experiencia de encuentro consigo mismos y con Dios mediante la espiritualidad agustino recoleta. La Red CEAR comenzó en Costa Rica en 2010
«Nuestra experiencia ha sido una experiencia de búsqueda de respuesta, donde el hombre de la calle llega a este centro y descubre quién es uno y quién es Dios». Así define María Eugenia Trujillo su experiencia en el Centro de Espiritualidad Agustino Recoleta de Costa Rica. La Red CEAR comenzó su andadura en el país en 2010 y comenzó a coger fuerza dos años más tarde.
Su coordinador, Víctor González, lo explica de esta forma: «El CEAR surge como necesidad de dar a conocer nuestro carisma agustiniano y recoleto. San Agustín era un hombre de verdad, de introspección, de silencio, inquieto. Eso queremos transmitirlo a cada uno para que tengan su experiencia de interioridad y silencio».
Más de 400 personas pasan por el CEAR de Costa Rica con asiduidad y participan de sus talleres. Las experiencias de los laicos que acuden a la casa de formación San Ezequiel Moreno -donde se ubica la Red CEAR- se complementa con la vivencia de los frailes agustinos recoletos. Estos acompañan a cada uno en su camino de búsqueda con uno mismo y con Dios. «Los laicos son la fortaleza de los CEAR; ahí es donde ello nos pueden aportan porque donde nosotros no llegamos, ellos no solo llegan sino que lo hace con más fuerza», dice Víctor González.
Experiencias de conversión
Durante estos años, la gente que ha pasado por el CEAR de Costa Rica, como otros centros de la Red CEAR, han experimentado múltiples vivencias de encuentro y reflexión. «El centro es intercultural e interreligioso. Podemos ver procesos de conversión muy fuertes. De personas jóvenes que están al borde del suicidio y que a través de los talleres encuentran sentido a su vida».
Una de esas experiencias es la de Jaison Calderón: «Estaba pasando una crisis personal bastante fuerte y una persona del CEAR me invitó a recibir el retiro del silencio. Ahí empecé un planteamiento en el que veo en el CEAR una conexión con el ser humano desde sus raíces, con el autoconocimiento y la búsqueda de la espiritualidad».
Como miembro del CEAR Costa Rica, Jaison destaca que en el CEAR ha conocido «esos valores agustinianos que me permite el debate entre la fe y la razón. San Agustín con sus diatribas me brindó esa posibilidad de sentirme identificado con él».
Como en todo los centros de la Red, en el CEAR de Costa Rica sus miembros acuden a talleres de humanismo -para conocer su propio ‘yo’ desde la espiritualidad agustiniana o desde la psicología-, social, carismática -vocacional agustino recoleta- y los talleres de reflexión. La actividad que más recalcan sus miembros es el ‘Retiro de silencio’, en el que durante varios días no dialogan salvo interiormente con el objetivo de alcanzar una reflexión profunda.