Alrededor de 14.000 jóvenes se congregaron durante 5 días para, junto a María, anunciar las maravillas del Señor. También las JAR participaron del 4to Encuentro Nacional de Jóvenes realizado en la diócesis de Barcelona. Ellos nos relatan su experiencia durante estos días y el significado que el evento adquiere en la situación actual del país.
Durante 5 días, jóvenes de distintos lugares de Venezuela unieron su ímpetu para celebrar el IV Encuentro Nacional de Jóvenes (ENAJÓ) Barcelona 2018 y así recordar que no todo está perdido, que no se debe tener miedo ni del presente ni del futuro porque “es de ustedes”, dijo monseñor José Luis Azuaje, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), quien presidió la misa de clausura del evento. En medio de la crisis que atraviesa Venezuela, alrededor de 14.000 jóvenes se congregaron bajo el lema “Con valentía y esperanza, anunciemos junto a María las maravillas del Señor” en la diócesis de Barcelona. Y, de este modo, hacer resonar a todos los venezolanos que en las dificultades se puede ser valientes y que la esperanza está en Aquel que es dador de todo bien.
Desde hace aproximadamente dos años la Pastoral Juvenil de Venezuela, de la cual forman parte las Juventudes Agustino Recoletas (JAR) del país, viene trabajando para hacer realidad este IV Encuentro Nacional, teniendo así que ir contracorriente con una realidad que arropa al joven (escasez de alimentos, transporte y dinero en efectivo, además de la creciente inseguridad), siendo situaciones con las que el joven debe batallar a diario y de la que no es indiferente.
En este IV ENAJÓ, 20 jóvenes JAR de Caracas representaron los corazones inquietos que desean ser luz de esperanza y abrir sus manos al compromiso por la Iglesia venezolana. Para Eric González, coordinador del centro local de la JAR de La Pastora, el ENAJÓ simboliza “la fuerza del joven católico dispuesto a sortear dificultades para encontrarse principalmente con Cristo y llevar un mismo mensaje de esperanza, amor y solidaridad para todo el país”. Además, aseguró que “es un acto de rebeldía, de saber que el joven no se queda callado ante lo que está pasando”.
Viviendo el ENAJÓ Barcelona 2018
El encuentro se inició el miércoles 1 de agosto, día en el que los peregrinos se trasladaron hasta sus comunidades de acogida para vivir los días de misión. Para el grupo peregrino JAR La Pastora, perteneciente a la parroquia San Pío X en la ciudad de Caracas, esta travesía inició en Guanape (estado Anzoátegui), un pequeño pueblo al oriente del país. Allí, durante tres días, compartieron con valentía la esperanza que proviene de Jesús resucitado. Para el coordinador de las JAR, esto fue “encontrarse en la necesidad (de las personas), pero en la alegría y la esperanza de sentirse no abandonados por la Iglesia. Y así la JAR de La Pastora crecer en una de sus notas distintivas: la misión, para salir al encuentro con el que necesita escuchar la Palabra de Dios”.
Leydi Level, es una JAR integrante del grupo peregrino. Para ella este es el primer ENAJÓ que ha tenido oportunidad de vivir. Al concluir, destacaba: “lo mejor fue poder llevar a cada uno de los pueblos una palabra de aliento”. Asegura también que no era ella quien hablaba, sino que “Dios actuaba a través de mí, eran sus palabras la que salían de mi boca, y eso lo llevo en mi corazón”.
Por su parte, Jhonny Báez relata que “fue una experiencia gratificante y maravillosa para ser mi primera vez. Dimos a conocer a Dios. También estoy agradecido con las personas que nos permitieron entrar a sus casas para convivir con ellos”.
Durante la jornada misionera los peregrinos visitaron seis comunidades adyacentes a Guanape, realizaron dinámicas y el viernes, último día de la misión, compartieron un poco del carisma agustiniano a través de una representación de la conversión de San Agustín y cantando para la comunidad el himno de las JAR.
Estefany Guevara, otra de los peregrinos, describe que su experiencia marcante fue “adentrarme en el pueblo y ver las necesidades de cada persona, y como ellos aun en su necesidad nos recibieron y hospedaron en sus casas”.
El sábado fue el día de los actos centrales. Los 14.000 jóvenes, que contabilizó la Pastoral Juvenil de Venezuela, se aglomeraron en el Paseo Colón de Puerto La Cruz para recibir a la Virgen del Valle e iniciar su peregrinaje por la ciudad, que terminaría en el estadio de béisbol Alfonso “Chico” Carrasquel. Allí se harían presentes los dones de la juventud venezolana a través del canto, la danza y la actuación. Momentos memorables como la representación de Venezuela atacada por el mal, y luego vencido por la fe y la buena voluntad, quedaría sellado en los corazones de los jóvenes. Consignas como “¡esta es la juventud del Papa!” y “¡dile al Papa que venga a Venezuela!” se hicieron escuchar al unísono de la voz de los jóvenes.
“(Jesús) Invita a los jóvenes ser inquietos y no conformistas, que no tengan miedo ni al presente ni al futuro, pues es de ustedes”, recordaba Mons. José Luis Azuaje en la misa de clausura del encuentro. Además, Azuaje afirmó que “los jóvenes revitalizan y cuestionan la Iglesia”.
Al finalizar la Eucaristía y tras varias representaciones realizadas por los jóvenes, la multitud se llenó de júbilo con los cánticos de la agrupación musical de las Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, una de los grupos más esperados por su energía sonora, que de la misma manera participó en el ENAJÓ pasado (ENAJÓ Barquisimeto 2015). El domingo, quinto y último día, sirvió de retorno para los peregrinos a sus hogares.
Son los jóvenes venezolanos lumbreras de esperanza para el país
“Y aunque las dificultades nos impiden avanzar, nuestro tiempo es ahora, no podemos esperar” corearon los peregrinos del IV Encuentro Nacional de Jóvenes como parte del himno oficial del magno evento. “Fue un gran esfuerzo el de los jóvenes para poder asistir y encontrarse”, explicó Eric González, quien estuvo a cargo de la logística y participación del grupo JAR en el evento. Dijo que, en un principio, aunque las inscripciones fueron muy económicas, se pensó en que no podrían participar debido al elevado costo del transporte, pero que gracias a un alma caritativa lograron pagarlo sin necesidad de que ninguno de los participantes tuviera que pedir a sus familias, lo que significó un alivió. Esta misma situación la presentaron otros grupos peregrinos, pero la mayoría de ellos lograron vencer ese problema. Para González el ENAJÓ se llevó a cabo por obra y gracia de Dios, y afirma que esta debe ser retribuida trabajando por el más necesitado y asistiéndolo.
“Debemos seguir construyendo Iglesia. Tenemos la responsabilidad de construir un país, de hacer presente el Reino de Dios en Venezuela, aunque las dificultades nos arropen muchas veces, pero con la gracia de Dios podremos salir adelante para transmitir el Cristo vivo y joven que conocemos a todo el que lo necesite”, concluyó González.
Sin duda, la juventud venezolana nos deja una gran enseñanza: para Dios no hay nada imposible. Aun en las adversidades nos siguen demostrando que vale la pena soñar y luchar para hacer realidad los sueños. El ENAJÓ fue un sueño que ya se hizo realidad y del que muchos jóvenes salieron impulsamos para continuar siendo luz de esperanza.