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Una historia de amor en las JAR

Isabel y Javier se conocieron en una convivencia de las JAR. Es una experiencia especial de las muchas que han vivido junto a los Agustinos Recoletos. La última: el saludo del Papa Francisco

Isabel -Isa, como la conocen sus amigos- no iba a acudir al Festival de la Canción, la convivencia que anualmente celebran las Juventudes Agustino Recoletas (JAR) de España. Animada por su madre aunque agobiada por sus estudios, acabó viviendo la experiencia más especial de todas las que había vivido con los Agustinos Recoletos desde que los conoció en Monachil (Granada). Aquella vez conoció a Javier, que tras ocho años acabó siendo su esposo.

La primera experiencia de Isa fue cuando tenía 15 años. «Me fui sin conocer a nadie y conocí a todo el mundo, y fue lo que me hizo seguir participando de actividades y campamentos de las JAR», cuenta. Javi había sido antiguo alumno del colegio de Agustinos Recoletos de Motril. Pasados los años, «me reencontré con una gran familia», en referencia a las JAR.

La historia de Isa y Javi ha estado muy ligada a los Agustinos Recoletos desde antes incluso que se conocieran. Maduraron su relación a la vez que maduraban su fe con las JAR en encuentros y reuniones de comunidad y en los voluntariados que realizaron en Venezuela y Brasil. Fue en Marajó, mientras estaban de voluntariado con ARCORES, cuando Javi, acompañado de un grupo de niñas marajoaras, le pidió matrimonio a Isa. «Rodeados de gente humilde y sencilla que nos acompañaba en ese viaje, vino con unos anillos de madera (….). Es inevitable que en ese momento una mujer se emocione, más aún en el lugar que fue», cuenta la novia.

Tras ocho años, decidieron casarse en el Convento Nuestra Señora del Buen Consejo, de Agustinos Recoletos de Monachil. «Invitamos a muchos sacerdotes agustinos recoletos, a todos aquellos que en algún momento se había cruzado en nuestra vida», dice Isa. Hasta ocho sacerdotes acudieron a la eucaristía, algo que recuerdan con cariño: «Sentí que realmente son mi familia, en los momentos más importantes de mi vida han estado».

 

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Uno de los religiosos que acudieron a su boda, al terminar la celebración, les invitó a acudir a Roma y saludar, vestidos de novios, al Papa Francisco en su audiencia general. Aceptaron el reto y el 5 de diciembre acudieron al Aula Pablo VI. «Yo no esperaba esto», recuerda Javier visiblemente emocionado.

Al llegar a su altura, Isa le pidió al Santo Padre si podría abrazarle. El Papa aceptó sonriente y abrazó a la novia durante pocos segundos, aunque para Isabel fueron horas. Ambos se presentaron como «españoles agustinos recoletos». Francisco les bendijo una decena de cruces que llevaban y les acompañó durante varios segundos. «Cercanía, cariño», así lo resume Isa. Javier no habló, quizás porque no podía. «En esos momentos lo que te sale, te sale del corazón», dice.

La bendición del Papa Francisco se une a su boda o a los campamentos, convivencias y encuentros de comunidad con las JAR; a todas las experiencias que Isa y Javi han vivido con los religiosos agustinos recoletos en todo el mundo, y que desean seguir viviendo, ya que ambos son docentes del Colegio San Agustín, de los Agustinos Recoletos, en Motril.

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