Panamá recibe al Papa Francisco y acoge a los miles de jóvenes peregrinos de ciento cuarenta naciones que participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Estos días ”Panamá se convierte en la capital de la juventud del mundo”. Por doquier encuentras grupos que llevan la bandera de sus países, se identifican con frases y logos estampados en sus camisetas, cantan y ríen, sacan fotos sin cesar para recordar vivencias e ilusiones. Ha sido una experiencia muy grata el participar en la JMJAR y en la JMJ. Estar con los jóvenes JAR suscita nuevos deseos de vivir, amar y servir; contagia esperanza y alegría.
En el Colegio San Agustín de Panamá, los tres días previos a la llegada del Papa, se congregaron trescientos cincuenta jóvenes de las Juventudes Agustino Recoletas procedentes de once países. Tres días intensos de oración y convivencia; catequesis sobre la misión, la comunicación y la identidad agustino recoleta. Por las noches se compartían los cantos y bailes típicos de cada país. En Panamá se ha preparado la Feria vocacional. En ella jóvenes de diversas congregaciones e instituciones explican su carisma. También allí están los agustinos recoletos. A través de las redes sociales y los medios se ha llegado a muchos jóvenes que querían venir y no han podido asistir. Los voluntarios de Panamá, el Colegio y el equipo del Secretariado general de Vocaciones y juventud han organizado este encuentro con todo detalle.
En la eucaristía de apertura de la JMJAR propuse a los jóvenes que soñaran nuevos caminos. Les recordé el logo que habían preparado y el lema agustiniano que habían propuesto: “María llevo a Cristo en su seno, nosotros lo llevamos en el corazón” (s. 189,3). Un lema que está en consonancia con el lema de la JMJ “He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu Palabra” (Lc 1,38) para animarles a abrir el corazón y tener como referencia a María, la madre de Jesús. “Si nos dejamos guiar por ella, Panamá no será experiencia pasajera, ella nos enseña a llevar a Jesús en el corazón. Jesús es quien movió el corazón de Agustín y es quien hoy también nos mueve el nuestro para tener “una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios”. Con María la experiencia de Panamá se hará Evangelio, misión y servicio solidario, sea cual sea el lugar donde nos encontremos.
El Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, en la apertura de la JMJ invitó a pedir el amparo de María e invitó con pasión y coraje a la santidad: “El ser santo nos hace salir de la corrupción espiritual y material, de todo aquello que nos causa mal y ofende a Dios. Un santo defiende a los indefensos: al no nacido, pero también al nacido en miseria; defiende a los migrantes, busca la justicia; ora, vive y ama a la comunidad; es alegre y tiene sentido del humor; lucha siempre, sale de la mediocridad, vive la misericordia de Dios y la comparte con el prójimo”. El Arzobispo de Panamá exhortó a los peregrinos a soñar. “Solo dejamos de ser jóvenes cuando dejamos de soñar”. “El sueño de los pobres –dijo– se hace realidad en la JMJ de Panamá”. “Soñemos juntos que un mundo y una iglesia nueva es posible”. Enfatizó: “solo el cambio en la Iglesia vendrá de la mano de ustedes, queridos jóvenes”.
El Papa desde Panamá lanza un mensaje de esperanza, de amor solidario y de paz. Un mensaje que llega al corazón de los jóvenes y de todo aquel que con sencillez está dispuesto a abrir su corazón a Cristo y a vivir la alegría del Evangelio.
Miguel Miró OAR
Prior general de la Orden de Agustinos Recoletos