La Escuela de Formación ha concluido la primera de sus tres semanas en el Desierto de la Candelaria (Colombia). Hasta el 17 de febrero una treintena de formadores agustinos recoletos reflexionarán y marcarán las guías a seguir en la formación de la Orden de Agustinos Recoletos
Ha dado comienzo la Escuela de Formación que la Orden de Agustinos Recoletos ha ideado para formar acompañantes y formadores, y para hacerlo desde el propio carisma. El 28 de enero los formadores de las cuatro provincias de la Orden se dieron cita en el Desierto de la Candelaria (Colombia) para participar en estas jornadas, promovida y organizada por el Secretariado General de Espiritualidad y Formación, y que se extenderá tres semanas.
Se trata de una iniciativa inédita que reúne por primera vez a 35 formadores agustinos recoletos hasta el 17 de febrero con el objetivo de consolidar la tarea fundamental que se les encomienda y a soñar de la mejor manera como auténticos acompañantes.
A esto les invitaba el Prior General, Miguel Miró, en su saludo y su mensaje, punto de partida de la reflexión. «Soñemos juntos una formación en la Orden que marque el corazón, que tatúe el corazón con el fuego del Espíritu», indicó en un mensaje grabado.
Decididos a clarificar su servicio, durante la primera semana de encuentro los formadores han identificado en ese fuego los rasgos carismáticos que no pueden faltar en la nueva propuesta agustino recoleta para un itinerario formativo. Símbolo de ello es el lema escogido –«In imum cordis»: Hacia lo más hondo del corazón– y el logo, con un corazón ardiendo. Desde esta profundidad, la que les ha traído la escuela, se han sentido llamados en estos días a ser peregrinos junto a otros peregrinos, capaces de sintonizar con el corazón de aquellos a quienes se acompaña, capaces de dejarse afectar y de implicarse en sus vidas, sin temor a generar vínculos, convencidos de que es esta relación la que sana y la que ayuda en el camino.
Ya tras el cierre del intenso trabajo en la primera semana, celebraron el día de la Vida Consagrada y de Nuestra Señora de la Candelaria, junto a la feligresía del Desierto de la Candelaria, entrañable e histórico lugar para la Orden. No habría sido posible coronar de mejor manera toda la riqueza generada y compartida en esta primera semana.