El icono, regalo del obispo de la diócesis de San Carlos (Filipinas), ha sido realizado por el agustino recoleto Jaazeal Jakosalem y pretende visibilizar la problemática de los llamados «sacadas»
En la visita Ad Limina de los obispos de Filipinas, el Papa Francisco ha recibido un regalo con mucho simbolismo. El obispo de la diócesis de San Carlos, Mons. Gerardo Alminaza, ha hecho entrega al Santo Padre del icono «Jesús, el trabajador del azúcar», obra del agustino recoleto Jaazeal Jakosalem. Tras el icono, que representa a Jesús trabajando en uno de los activos principales de Filipinas, se esconde la historia de miles de personas anónimas que trabajan en pésimas condiciones en este sector.
Por encargo del obispo Alminaza, Jaazeal Jakosalem ha realizado esta pintura reivindicativa que ha sido entregada al Papa Francisco este martes en la visita de los obispos filipinos. El artista agustino recoleto ha pretendido visibilizar la problemática de los llamados «sacadas», los trabajadores de la caña de azúcar de la isla de Negros -de Negros -donde se encuentra la diócesis- que son pésimamente remunerados por su trabajo en el campo, sin beneficios ni seguro, y que, sin embargo, contribuyen al crecimiento económico de la isla.
El rostro de Jesús es serio. En sus manos sostiene varias cañas de azúcar, el cultivo principal en la isla de Negros. Junto a Jesús se encuentra el cuchillo de caña, símbolo del duro trabajo y dedicación de los trabajadores. Como es normal, en sus manos están representadas las llagas de los clavos de la cruz. Delante de su figura hay representadas dos balas ensagrentadas, símbolo de la militarización actual de a isla, que incluye el asesinato de trabajadores agrícolas por parte de las fuerzas estatales. Completan la escena la inscripción en visayo «Hesus sa Katubhan» («Jesús en los campos de caña de azúcar») y dibujos étnicos filipinos.
«Este icono nos desafía a ver a Jesús en la vida de nuestros hermanos y hermanas en las periferias de la lucha en los campos de caña de azúcar», dice el autor del icono regalado al Papa Francisco. «A menudo son esclavizados por la pobreza en su vida; lucharon por la tierra y la justicia, terminando muertos a manos de nuestras fuerzas estatales», indica.
El obispo de San Carlos lamenta que actualmente los trabajadores “están siendo pagados injustamente” y sin beneficios sociales y de salud a pesar de su contribución al crecimiento económico.