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El gran poder del Cuerpo y la Sangre de Cristo

El arzobispo agustino recoleto deĀ Los Altos, Quetzaltenango ā€“ TotonicapĆ”n (Guatemala), Mons. Mario Alberto Molina, reflexiona sobre la Palabra de Dios de este domingo 22 de junio, solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

ā€œEste es el sacramento de nuestra feā€ proclama el sacerdote despueĢs de la consagracioĢn. Este es el corazoĢn de nuestra fe; este es el misterio, es decir, el lugar donde actuĢa Dios para realizar nuestra salvacioĢn. Efectivamente en la eucaristiĢa, actualizacioĢn del sacrificio de Cristo en la cruz, memorial de la cena del SenĢƒor y anticipo de la plena realizacioĢn del reino de Dios, se condensa toda la accioĢn salviĢfica de Dios.

Esta fiesta tiene el propoĢsito de agradecer a Dios el sacramento que actualiza el sacrificio de Cristo en la cruz y es medio por el cual quien lo recibe entra en comunioĢn con Cristo y se hace un solo cuerpo miĢstico con eĢl. Pero desde su origen, en el siglo XIII, la fiesta ha tenido tambieĢn el propoĢsito apologeĢtico de defender la comprensioĢn catoĢlica del sacramento frente a los que negaban, ya en el siglo XIII, que Cristo pudiera estar real, sustancial y verdaderamente presente en el pan y el vino consagrados. Esta comprensioĢn, atestiguada hasta en la literatura cristiana maĢs antigua, ha tenido siempre detractores, pues es una conviccioĢn que supera toda evidencia sensorial. El propoĢsito apologeĢtico de esta fiesta se hizo maĢs agudo, cuando los reformadores protestantes se apartaron de la comprensioĢn catoĢlica tanto de la eucaristiĢa como del sacerdocio. Ambos estaĢn estrechamente vinculados. Pues solo el poder de Dios puede lograr que el pan y el vino se transformen real y sustancialmente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La palabra puramente humana simplemente evocariĢa, traeriĢa el recuerdo de la cena del SenĢƒor, pero no seriĢa capaz de hacer presente el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La Iglesia cree, efectivamente, que Jesucristo concedioĢ este poder a la Iglesia y por la accioĢn del EspiĢritu sigue renovaĢndolo para que se haga operativo por medio de los sacerdotes legiĢtimamente constituidos tales en su estructura apostoĢlica o jeraĢrquica. Este no es un poder humano, sino divino. Por lo tanto, en la fiesta de hoy, junto con la adoracioĢn a la eucaristiĢa debe estar tambieĢn el agradecimiento a Dios por el sacerdocio que la hace posible. Donde no hay sacerdocio vaĢlido tampoco hay eucaristiĢa real, hay solo siĢmbolo.

La negacioĢn de la presencia real de Cristo en la eucaristiĢa hizo perentorio proclamar su realidad, consistencia y verdad. Este eĢnfasis, a veces unilateral, llevoĢ a descuidar otros aspectos igualmente importantes de este sacramento central de la fe. Hoy el sacramento pasa por una eĢpoca de trivializacioĢn cuando lo despojamos de su sacralidad de muĢltiples modos en la praĢctica lituĢrgica, y quizaĢ los maĢs necesitados de tomar conciencia de lo que la Iglesia cree acerca de la eucaristiĢa seamos nosotros los catoĢlicos.

El sacramento recibe diversos nombres. Se llama ā€œsanta cenaā€ pues tuvo su origen en la uĢltima cena de JesuĢs con sus disciĢpulos. Este es el nombre usual entre protestantes y evangeĢlicos. Se llama ā€œsanto sacrificio de la misaā€ porque actualiza el sacrificio de Cristo en la cruz para nuestra salvacioĢn. Es nombre de indudable impronta catoĢlica. La palabra ā€œmisaā€ o ā€œsanta misaā€, tambieĢn de cunĢƒo catoĢlico, deriva de la despedida final del celebrante, cuando oficiaba en latiĢn, para referirse al enviĢo del sacramento a los enfermos. Se llama ā€œeucaristiĢaā€, es decir, ā€œaccioĢn de graciasā€, porque al instituirlo JesuĢs dio gracias a Dios por sus dones. Se llama tambieĢn ā€œfraccioĢn del panā€, pues JesuĢs, al establecerlo durante su uĢltima cena, realizoĢ el gesto de partir una torta de pan de harina sin levadura. Estos son nombres de raigambre biĢblica.

Hay dos liĢneas principales de comprensioĢn de este sacramento central de la fe catoĢlica. Una liĢnea toma su punto de partida en el hecho de que es una comida, que JesuĢs la instituyoĢ durante una cena, que evoca las comidas de JesuĢs durante su ministerio tanto con pecadores, como con amigos y con multitudes. Hoy hemos escuchado en la lectura del evangelio seguĢn san Lucas el relato de la multiplicacioĢn de los panes y peces. Es el relato de una comida que JesuĢs ofrece a una multitud inmensa. Todos quedan saciados, incluso sobran restos a pesar de que toda esa abundancia surgioĢ, por la palabra de Cristo, de unos pocos panes de factura humana. El relato evoca la abundancia del don de Dios, que transforma el alimento humano en pan de vida eterna. Cuando se destaca la eucaristiĢa como comida se acentuĢan los aspectos de comunioĢn. La santa cena une a quienes comparten el sacramento con Cristo y entre siĢ. La eucaristiĢa es anticipo del cielo, de la vida eterna, que en el Nuevo Testamento tantas veces se describe con la imagen de un banquete en la presencia de Dios.

La otra liĢnea de interpretacioĢn toma su punto de partida en las palabras que JesuĢs pronuncioĢ sobre el pan y el vino. Hoy hemos escuchado en la segunda lectura el testimonio de san Pablo. Ese es el testimonio maĢs antiguo de coĢmo en tiempos del apoĢstol ya se celebraba la misa en las comunidades cristianas. El rito consistioĢ en narrar sobre el pan y el vino lo que JesuĢs hizo y dijo en la uĢltima cena. JesuĢs declaroĢ que el pan es su Cuerpo que seriĢa entregado al diĢa siguiente a una muerte en cruz y tambieĢn que el vino es su Sangre que seriĢa derramada para el perdoĢn de los pecados y con la que se estableciĢa la nueva alianza entre Dios y los hombres. Si partimos de las palabras de JesuĢs, entonces destacamos que en el rito hace presente el uĢnico sacrificio de Cristo, con el fin de permitir a quienes lo celebran y consumen participar en la muerte redentora de Cristo y alcanzar asiĢ su salvacioĢn. El relato del GeĢnesis, cuenta coĢmo el sacerdote Melquisedec, en tiempos de Abraham, al inicio de la historia de la salvacioĢn ofrecioĢ un sacrificio de alabanza y agradecimiento a Dios en la ofrenda de pan y de vino. Ese relato es un anticipo de coĢmo JesuĢs sacerdote, al ofrecer su Cuerpo y su Sangre en la cruz, nos trajo la reconciliacioĢn.

Tanto el significado de la eucaristiĢa como comida como su significado como sacrificio destacan elementos constitutivos de la fe cristiana. Por eso la eucaristiĢa es el misterio, el sacramento de nuestra fe. Pero la santidad, importancia y eficacia del sacramento deriva de la conviccioĢn de que en el pan y el vino se hace presente real y sustancialmente Jesucristo resucitado, por la accioĢn de Dios que actuĢa a traveĢs del ministerio del sacerdote.

Mons. Mario Alberto Molina OAR
Arzobispo de Los Altos, Quetzaltenango ā€“ TotonicapĆ”n (Guatemala)

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