No era el mejor día para escribir con tinta verde, pero lo tenía prometido. Y, quizás, sí. Sí sea el mejor día para la esperanza, la alegría, la memoria agradecida.
Hoy día de cruz, de espinas, de muchas fotos en Instagram con rostros del Cristo sufriente. Más, también es día de agradecer. Dar gracias por la muerte que da vida y las espinas que curan mi egoísmo.
Día de agradecer que puedo, Señor, ser Cirineo en el camino y cargar la cruz de aquel que vive en desaliento, del triste, del enfermo.
Hoy, tal vez, tú no puedes, pero yo, hermano, yo sí puedo; puedo ser remedio, abrazo, sueño, alimento del hermano sin aliento.
Señor, hoy agradezco tu Cruz, tus clavos y sufrimiento que dio fuerza a mis brazos, a mi cuerpo para cargar el madero del doliente que encuentro en mi camino, en mi casa y en el día a día de nuestros huertos.
Javier Tello OAR