El agustino recoleto David Conejo realizó la profesión solemne de sus votos en Madrid el pasado viernes 4 de septiembre, en la festividad de Nuestra Madre de la Consolación.
La fiesta de la Virgen de la Consolación fue celebrada de modo especial en Madrid. El agustino recoleto David Conejo realizó en la parroquia Santa Rita la profesión solemne de sus votos. El joven, de origen costarricense, dio el sí definitivo a Cristo como agustino recoleto en la festividad de la patrona de la Recolección agustiniana. El Prior provincial de la Provincia San Nicolás de Tolentino, Sergio Sánchez, recibió la profesión solemne de David Conejo y presidió la celebración, marcada por las medidas de prevención contra el COVID-19.
El agustino recoleto estuvo acompañado de más de 15 religiosos y decenas de laicos que, manteniendo las normas sanitarias, quisieron estar junto a David Conejo, así como las personas que siguieron en directo la retransmisión a través de las redes sociales. Como indicó el Prior provincial en su homilía, la Orden recibe con gozo una nueva vocación que decide seguir a Cristo siguiendo al regla de San Agustín y la intensidad de la Recolección. «Esta familia te esperaba», dijo. Sergio Sánchez invitó al profeso a buscar a Dios: «Míralo, escúchalo, síguelo, contémplalo».
Asimismo, le aseguró que siempre tendrá a sus hermanos: «Siempre tendrás una comunidad que te ayude». El Provincial mandó también un mensaje cariñoso y esperanzados. «Qué afortunado eres, amado especialmente por el Señor, para ser testigo de su amor misericordioso», proclamó. Sergio Sánchez también recordó a la Virgen de la Consolación, ante la que David depositó una vela encendida como símbolo de devoción mariana. «Necesitamos de los hermanos, y María quiere estar en el trajín de tu vida. Ella es portadora de la verdadera consolación, Cristo Jesús».
Como es tradicional, David Conejo se postró ante el altar para pedir la intercesión de los santos y posteriormente, de rodillas antes el Prior provincial, leyó la fórmula de profesión. A diferencia de otras ocasiones, el profeso no abrazó a todos los religiosos como símbolo de bienvenida de la comunidad, pero todos los presentes brindaron un emocionante aplauso que hizo saltar las lágrimas al profeso solemne.
Al término de la celebración, el joven religioso realizó una acción de gracias escrita por él mismo y en la que recordó a su familia y en especial a la Virgen de la Consolación. «Agradezco desde lo más profundo del corazón al Señor Jesucristo el haberme llamado a ser discípulo suyo», indicó.