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¿Qué podemos aprender de los santos agustinos?

El testimonio de vida de los santos agustinos enseñan numerosas virtudes que, años más tarde, se pueden seguir poniendo en práctica.

El 13 de noviembre, festividad de Todos los Santos de la Orden, la familia agustiniana recuerda de modo especial la vida de los santos y santas que, de una forma o de otra, han vivido las virtudes cristianas y dejando huella en los demás. Cada historia tiene sus particularidades pero todas comparten un mismo denominador común: la fe y la esperanza en Dios.

Siguiendo el ejemplo de San Agustín -el primero, junto a Santa Mónica-, los santos agustinos se han esmerado en seguir a Cristo y glorificarle con su vida, siempre a través de la vida comunitaria y el amor a Dios como ideales de vida. Desde la austeridad de vida de San Nicolás de Tolentino a la entrega de Santa Magdalena de Nagasaki. De todos se pueden aprender cuatro virtudes que trasladar a la propia vida.

santos agustinos

San Agustín

Caridad fraterna

Fe en Cristo y la Iglesia

Perseverancia por la gracia

Paciencia frente al hermano

Santa Mónica

Fe en el poder de la oración

Coherencia de vida y ejemplo

Saber reconciliar a los que están reñidos

Fortaleza para saber soportar la tribulación

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San Nicolás de Tolentino

Austeridad de vida

Caridad hacia los pobres y enfermos

Alegría en la vida de comunidad

Desprendimiento frente a los biens materiales

Santo Tomás de Villanueva

Amor a la verdad

Dedicación al estudio

Caridad con los pobres y necesitados

Creatividad para afrontar los retos de la vida y de la fe

Santa Rita

Perdón a los enemigos

Paciencia y saber soportar la tribulación

Oración incansable

Amor incondicional a Dios

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Santa Magdalena de Nagasaki

Amor a Dios y a la familia

Fortaleza ante la dificultad

Celo por anunciar a Cristo

Coherencia de vida en todo momento

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San Ezequiel Moreno

Caridad con los pobres y necesitados

Amor apasionado a Cristo

Deseo de anunciar el evangelio

Austeridad de vida y capacidad de renuncia

También nos dejan grandes enseñanzas San Alipio y San Posidio -amistad incondicional-, San Juan de Sahagun -entusiamo por dar a conocer el Evangelio-, San Alonso de Orozco -sencillez evangélica- o los beatos mártires de Japón y Motril -entrega sin límites a Dios-. Todos ellos animan a ser santos en la vida ordinaria, sin grandezas sino con una vida sencilla y coherente.

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