Mons. Víctor Villegas, que será ordenado obispo el sábado 15 de octubre, asegura que «si supiera que Dios no llama, no habría aceptado» su nombramiento.
Aquella tarde, fray Víctor Emiliano Villegas Suclupe acababa de terminar de jugar un partido de fútbol con los jóvenes de la casa de formación Santa Rita de Casia de Lima (Perú). El entonces vicario de los Agustinos Recoletos en Perú realizaba una visita a la comunidad; en especial a los chicos, para animarles en su proceso. Estuvo departiendo con ellos, sentado en el suelo, mientras reponía fuerzas tras el esfuerzo. Subió a su habitación para asearse y prepararse para la eucaristía. Fue entonces cuando encontró en su celular dos llamadas de un número desconocido.
El religioso será ordenado obispo este sábado 15 de octubre en Chota (Perú). El pueblo espera con ilusión a su nuevo prelado. Más de 12.000 personas asistirán en la plaza de toros ‘El Vizcaíno’ a la eucaristía en la que estará presente, entre otros, el Prior general, Miguel Ángel Hernández. Los obispos agustinos recoletos José Luis Lacunza, Emiliano Cisneros y Fortunato Pablo actuarán como ordenantes. «En otras ocasiones, al comenzar una nueva responsabilidad sentía incertidumbre; ahora siento paz: el Señor me está apoyando y me siento seguro en Él», asegura el nuevo obispo.
Aunque no solía hacerlo, marcó el número que le había llamado. Era el nuncio; le anunció su elección como obispo de la Prelatura de Chota. La sorpresa fue la primera de las reacciones de Villegas. Su respuesta inmediata nació desde la humildad: «Creo que los hay mejores que yo, con más experiencia y con más estudios». Sin embargo, su interlocutor le rebatió: «El Señor se ha fijado en ti».
Desde entonces ha tenido claro que es el Señor quien le llama para esta labor. «Estoy convencido de eso», y añade: «Si yo supiera que Él no llama, no habría aceptado». Si no es Dios el que le llama para esta misión, habría rechazado el servicio episcopal, porque, dice, solo estaría «mirando con los ojos del mundo» y razonando «simplemente a nivel humano». Sin embargo, al ser Dios quien le llama, será ordenado obispo, convencido de que «el Señor da una responsabilidad y también las herramientas para llevarla a cabo».
«Chota es un lugar especial»
Asegura Víctor Villegas que, al echar la vista atrás, comprueba ahora «cómo el Señor me ha ido formando ya de a poquito» para este cometido. Lo ha ido percibiendo al repasar su trayectoria, haciendo especial hincapié en sus años en Chota. Recuerda que, a los días de llegar, una chotana le preguntó si era nuevo en la región. Al decirle que sí, le respondió la mujer:
– Tenga cuidado, porque todos los que vienen a Chota quedan encantados.
Así fue. El nuevo obispo afirma sin contemplaciones que «Chota es un lugar especial». «Ha marcado mi vida», dice. Tras ser elegido vicario provincial en Perú tuvo que dejar Chota, aunque siempre repetía al Prior provincial que si algo iba mal, que si cometía un error, que si no estaba contento con su trabajo, que le hiciera regresar a Chota.
Se ríe a carcajadas: «Y ciertamente regresé a Chota, con otra tarea. El Señor siempre se sale con la suya».
«Domine, totum in te»
El lema episcopal que ha elegido es Domine, totum in te (Señor, todo en ti). «Todo lo que yo pueda hacer tiene que ser para el Señor, a pesar de mis flaquezas, a pesar de mis debilidades, a pesar de que me conozco y conozco quién soy».
En este sentido, quiere para el Señor un pastor con olor a oveja, como repite el Papa Francisco. «Todos somos pastores: un padre, un catequista… Cuánto más es un párroco; cuánto más es el obispo». Buscará su olor a oveja a través de la cercanía con la gente que le resulta sencilla. Es uno de los muchos dones que le pide a Dios antes de comenzar este ministerio: la escucha.