El Prior general aseguró, en el día de la Recolección, que el carisma agustino recoleto «es poner más pasión en las cosas que llevamos entre manos» y recordó los orígenes de la Orden.
La Orden de Agustinos Recoletos clausuró, en el 434º aniversario de la Recolección agustiniana, el 400º aniversario del primer capítulo general, que tuvo lugar en noviembre de 1621 en Madrid. En la misma ciudad, en el Convento de Santa Isabel, de las monjas agustinas recoletas, se celebró la eucaristía de clausura, presidida por el Prior general con el acompañamiento de un centenar de religiosos y laicos.
En este contexto, Miguel Ángel Hernández volvió a los orígenes de la Recolección para recordar el carisma, único y exclusivo, de los Agustinos Recoletos. «En el seno de la Orden de San Agustín había un grupo de frailes insatisfechos con la vida que llevaban y que tenían ansias de mayor perfección, de más radicalidad, de más autenticidad, de más vida de oración, de más austeridad y pobreza, de más mortificación, de más evangelio, de más radicalidad», indicó en su homilía.
«La Recolección tiene que ver con autenticidad»
En este sentido, explicó la Recolección como un «más» en cada aspecto de la vida: «Un más que tiene que ver con intensidad; con la pasión que le querían poner los frailes a su vida; tiene que ver con el ardor, con meterle otra marcha a nuestra vida, con vivir a tope, como dirían los jóvenes hoy; tiene que ver con radicalidad; tiene que ver con autenticidad; tiene que ver con andar en verdad, que decía Teresa de Jesús; tiene que ver con vivir a la intemperie; tiene que ver con arriesgar y fiarse; tiene que ver con vivir de fe; tiene que ver con no tener asido el corazón a nada». «La Recolección tiene que ver con vivir en profundidad y con hondura, con no quedarse en la superficialidad. La Recolección es poner más pasión en las cosas que llevamos entre manos», añadió.
Afirmó también el Prior general que «Recolección tiene mucho de insatisfacción y un plus de rebeldía». Insatisfacción por «ir llevando la vida de cualquier manera, sin cuestionarse nada, dejándose llevar por la corriente», así como por continuar «la vida sin hacerse preguntas». Sin embargo, Miguel Ángel Hernández lamentó que en muchas ocasiones «en vez de ese plus y de ese más, lo que implementamos cada día es el regateo constante a Dios, y el rebajar nuestras exigencias cada día un poquito».
Por eso, concluyó pidiendo que el Señor «siga bendiciendo a nuestra familia con abundantes vocaciones en todas sus ramas, pero especialmente nos bendiga con una vida de fidelidad evangélica y autenticidad a todo lo que significa la Recolección en su sentido más genuino».
«Una oportunidad de seguir siendo una presencia significativa»
El Prior general también mencionó la celebración del 400º aniversario del primer capítulo general. Su importancia, según explicó, radica en que ese momento histórico «nos permitió gozar de mayor autonomía, al punto de poder tener nuestro propio capítulo general, tomar nuestras propias decisiones y organizarnos mejor».
Al igual que ahora, el primer capítulo general de los Agustinos Recoletos decidió la organización de la entonces congregación en cuatro provincias. «Justo 400 años después, la Orden se vuelve a reorganizar, y volvemos a ser cuatro provincias. Nos gustaría que, así como aquel capítulo significó un gran impulso para los Agustinos Recoletos en aquel momento de la historia, desearíamos que también este momento que hemos vivido con la unión de las Provincias y este año sea una oportunidad de tomar impulso, de seguir siendo una presencia significativa en la Iglesia, una presencia samaritana en medio de la humanidad, allí donde estamos, tratando de responder a las necesidades de los hombres, nuestros hermanos desde nuestra identidad carismática».
Terminada la celebración eucarística, tuvo lugar la conferencia El capítulo general de 1621 impartida por fray José María Sánchez. El religioso abordó los orígenes de la Recolección agustiniana, enmarcados en el contexto histórico que vivía la Iglesia y la Orden de San Agustín. Desde ahí, fue desgranando todo lo que supuso la fundación de los primeros conventos recoletos, bajo las directrices de la Forma de Vivir, así como el primer capítulo general.