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El Beato Esteban Bellesini y la asignatura de religión

El beato agustino se empeñó durante toda su vida en la educación de la juventud, preocupándose de su formación humana y cristiana en un ambiente adverso a la religión.

El Beato Esteban Bellesini, cuya fiesta se celebra el 3 de febrero, trabajó durante muchos años en la educación de los jóvenes, especialmente en sus años en Trento. Se dedicó intensamente a la educación de la juventud, preocupándose de su formación humana y cristiana en aquel ambiente tan adverso a la religión. Sus métodos educativos, que en muchos aspectos anticipaban a los que años más tarde popularizaría san Juan Bosco, le granjearon la confianza y el aprecio de las autoridades civiles de Trento. 

Este selección de textos, realizada por fray Miguel Ángel Orcasitas OSA, demuestra su preocupación y sus consejos para la enseñanza de la religión a los jóvenes. 

Instrucciones para los maestros en: “Reglas para los maestros de las escuelas elementales de Trento”

“El maestro debe comenzar primero con las cosas pequeñas y después pasar a las mayores; es más, debe ante todo excitar el sentimiento moral en los alumnos, haciéndoles comprender de dónde nace el placer interno que saborean al hacer el bien, más que la amargura y la vergüenza al obrar el mal; de donde concluirá cuánto deben amar, obedecer y ser gratos a sus padres y a aquellos que les hacen el bien, y especialmente al supremo benefactor que como Padre universal derrama sobre nosotros todo bien. […] A tal fin, muestre el maestro una profunda veneración hacia Dios, pronunciando su santísimo nombre, y vivo pesar por las ofensas que se le hacen, manifestándose resignado a sus designios divinos. Debe inspirar estos sentimientos en los niños no con largos razonamientos, sino con breves expresiones, con sentencias apropiadas de alguna pequeña narración tomada de la Sagrada Escritura, o con algún ejemplo extraído de la historia, haciéndoles dar su juicio y las razones por las que juzgan de ese modo. Atienda el maestro a lo que habla, alaba o reprueba en presencia de los niños; a no cargarles con largas oraciones y a enseñarles a no contentarse con exterioridades. De pronto verá el maestro que la inteligencia y la razón de los niños comienzan a desarrollarse a la vez que el sentimiento de su conciencia. […] De los beneficios que reciben de sus padres, condúzcales hacia Dios, dador de todo bien, pasando después a darles una idea de sus atributos por medio de la observación del orden, concatenación y belleza, procurando siempre excitar en ellos un sentimiento de correspondencia. Añada a esto el conocimiento de la inmortalidad del alma humana, de la vida futura, de los premios y castigos eternos, proponiéndolos como verdades infalibles que se deben creer…” [GOBBI, Educare l’uomo… 42-43] [fragmentos en Liturgia agustiniana de las horas, en la fiesta del Bto. Esteban Bellesini]

Instrucciones para los maestros en: “Reglas para los maestros de las escuelas elementales de Trento”

“Guárdese el maestro de no mezclar doctrinas falsas y supersticiosas, sino que plante y promueva en los alumnos sólida y verdadera piedad hacia Dios y un amor operativo hacia el prójimo” [GOBBI, Educare l’uomo… 44]

La catequesis en San Agustín, en el tratado de Bellesini: De catechizazione

“Algunos antiguos nos han dejado escritos de catequesis […] El tratado catequético completo se encuentra solo en S. Agustín y precisamente en el libro De catechizandis rudibus. El resto hablan de catequesis solo en algunos lugares dispersos” [GOBBI, Educare l’uomo… 73]

Importancia de la religión en el tratado de Bellesini: De catechizazione, líneas 63-69

“En primer lugar, los niños deben ser exhortados a la laboriosidad y a la creatividad, lo que se logra si llegan a entender que la religión tiene la máxima importancia y que de ella derivan grandes ventajas. Para demostrar esto no ayuda la metafísica, sino que debemos usar argumentos prácticos, adaptados a su edad e índole. Con este método se suscita en ellos el deseo de felicidad. La edad tierna huye de las cosas fatigosas y difíciles. Por eso la instrucción debe ser agradable y fácil. Si el maestro es demasiado severo, o es lánguido y desmotivado, no agradará su enseñanza. Si se exponen cosas difíciles no las comprenderán y nacerá en ellos el aburrimiento. Procúrese suscitar la benevolencia de los niños y después el deseo de aprender, mediante elogios, dones y diversiones; pero se debe estar atentos a no inocular en ellos con estas cosas la propensión a la vanidad. La juventud aprende mucho de los ejemplos”. [GOBBI, Educare l’uomo… 74-75]  

Consejos para la enseñanza de la religión en el tratado de Bellesini: De catechizazione, líneas 155-159; 179-186

“Los niños tienen necesidad de argumentos conmovedores, especialmente aquellos que pueden impresionar en sus tiernas almas. Se recomienden las virtudes, especialmente aquellas alegres, y no se les oprima con el temor. Se enseñe a ellos que toda acción buena hace feliz a Dios y agrada a los hombres. Ocurre lo contrario con las malas acciones. Para suscitar en ellos nociones claras se deben usar parábolas, ejemplos, sentencias, etc., pero tomadas de cosas conocidas por los niños, y explicadas de modo adaptado a ellos. […] El método para instruir a los niños en la religión difiere del que se debe usar para los adultos. Es difícil encerrar en reglas todo este proceso de enseñanza; vale más la experiencia que seiscientas reglas. En general, estas son las cosas a tener presente: en primer lugar, trabajará con fruto aquel que ama verdaderamente a los niños; de este modo logrará atención y diligencia. En segundo lugar, mientras enseña compórtese como un amigo. Tercero, tenga él mismo nociones claras, conocimiento preciso del alma humana y del modo de pensar de los niños. El método de preguntas y respuestas es utilísimo”. [GOBBI, Educare l’uomo… 77-78]

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