Fray Antonio Carrón abordó el abuso de conciencia en la dirección espiritual, en la segunda jornada de estudio sobre abuso de poder organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa en Madrid.
Todas las situaciones de abuso, especialmente las de conciencia, «deben tocarnos el corazón directamente». Así comenzó su ponencia fray Antonio Carrón, consejero general de la Orden, que abordó el abuso de conciencia y dirección espiritual en la segunda jornada de estudio sobre abuso de poder, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa en Madrid (España). Además de reflexionar sobre la problemática, regaló varios mensajes para la esperanza en un asunto que para la Iglesia es prioritario.
Ante más de 200 personas, el religioso agustino recoleto, profesor del Instituto de Antropología y estudios interdisciplinares sobre la Dignidad y el Cuidado humano de la Universidad Pontificia Gregoriana, animó a crear un entorno seguro en la Iglesia, que respete y cuide el acompañamiento. Carrón explicó lo que supone el abuso, de forma general, para centrar en el abuso de conciencia. Afirmó que «hablar de conciencia es tocar tierra sagrada». «Es necesario descalzarse; es decir, abordarlo con sumo respeto», dijo.
Coherencia con el Evangelio
Aseguró que la crisis de abusos, si bien no forma parte del ADN de la Iglesia, «está mermando la confianza y la credibilidad». Por ello, expuso la necesidad de que el proceso sinodal se aborde desde este punto de vista, ya que, como advirtió, muchas personas dudan de si pueden confiar en algún sacerdote, si cualquier gesto puede ser abuso o si hay lugar para la esperanza en la Iglesia.
Ahondando en el asunto de la ponencia, Antonio Carrón explicó que el abuso de conciencia es «apoderarse de la voluntad del otro, controlando las decisiones e ideales de la otra persona». «Todo abuso, también el de conciencia, lleva consigo un abuso de poder, una relación asimétrica del poder que elimina la posibilidad de reaccionar y se lleva a cabo mediante un proceso de acercamiento», indicó.
«Nos tenemos que mirar a fondo, porque si no lo abordamos de manera integral, no somos coherentes con el Evangelio. Jesús vino a sanar heridas y, si no hay una conversión, poco podremos avanzar», dijo. En este sentido, habló de la importancia del acompañamiento y la paternidad espiritual: «Cuando la paternidad espiritual se desvía, destrozamos lo más profundo y sagrado de la persona, entramos en un proceso de vampirización«.
Además de explicar los factores que pueden favorecer al posible abuso en el entorno del acompañamiento, Antonio Carrón abrió una puerta a la esperanza. «Estamos trabajando por prevenir para proteger, formar para prevenir, evaluar para mejorar, educar para transformar, todo ello para generar una cultura del buen trato», dijo. Recordó muchas acciones en las que la Iglesia está siendo pionera en este ámbito, así como la necesidad del acompañamiento.