La Pascua es un tiempo de gozo y alegría. Y, también, para la oración sustentada en la fe, la esperanza y la caridad. Además, tras el rezo del Ángelus el Domingo de la Palabra, 21 de enero, el Papa Francisco abrió el Año de Oración, que se celebrará en 2024 como preparación para el Jubileo de 2025. El Papa desea que este año ayude a todos a “redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración” y considera que “es un “momento privilegiado para redescubrir la necesidad de la oración diaria”.
Por ello, con vistas a ese evento jubilar en el que se abordará el tema “Peregrinos de esperanza”, se nos invita a incrementar la relación con Dios para regar nuestras almas y a buscar momentos adecuados para ello, tanto individuales como comunitarios.
Como ha escrito Francisco: “Estoy seguro de que los obispos, sacerdotes, diáconos y catequistas encontrarán durante este Año las maneras más adecuadas para poner la oración en el centro del anuncio de esperanza que el Jubileo 2025 pretende hacer resonar en estos tiempos convulsos”.
Así, en el breve documento “Orar con San Agustín”, elaborado por Fr. Fabián Martín Gómez OAR con apoyo en las Sagradas Escrituras, se nos ofrecen consejos para adentrarnos en ella mediante una clara pedagogía agustiniana.
De este modo, se insiste en que, para el ejercicio práctico de la oración de estilo agustiniano y propiciar el encuentro con Dios, hay que poner en el centro las tres virtudes teologales -fe, esperanza y caridad- y pedir la ayuda del Espíritu Santo. Asimismo, que entre las disposiciones interiores que facilitan la oración destaca aquélla que nos hace sentirnos mendigos de Dios y pobres delante del Dador de todo bien.
Por lo que se refiere a las actitudes que resultan necesarias para ponernos en oración, se explica que se requiere orar desde el interior, en la verdad (humildad) y abiertos a la transformación del corazón (conversión).
Sobre los medios para la oración, Fr. Fabián destaca la necesidad de dedicar tiempos regulares (método); apreciar el valor del silencio para escuchar a Aquél que habla al corazón, poner en juego toda nuestra afectividad (hablar de corazón a corazón) y fomentar una actitud corporal que despierte la devoción.
Además, en el documento se concretan los siguientes pasos para orar delante de un texto bíblico: Regresar al corazón; preparar el corazón; abrir el corazón, elevar el corazón y amar de corazón.
Por último, se nos advierte que debe existir sintonía entre las Escrituras y el corazón, entre la oración y la vida, con la finalidad de que siempre avancemos en el bien.
Accede al material pulsando en este enlace: orar-con-san-agustin