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Apuntes para un tiempo de esperanza: reflexiones sobre la sinodalidad con los obispos agustino recoletos

El 6 de febrero de 2021, el papa Francisco nombraba al agustino Luis Marín de San Martín subsecretario del Sínodo de los Obispos, al mismo tiempo que le concedía la dignidad episcopal y le asignaba la Sede titular de Suliana. ​​Recibió la ordenación episcopal el 11 de abril de manos del cardenal Carlos Osoro Sierra. Desde entonces, Mons. Marín divide su tiempo entre la sede de la Secretaría del Sínodo de los Obispos en Roma y en numerosos encuentros por todo el mundo. Es uno de los invitados al Encuentro de obispos agustino recoletos que se está celebrando en Rio de Janeiro.

En la tarde del pasado martes, Mons. Luis ofreció su visión del proceso sinodal con una charla titulada: “Apuntes para un tiempo de esperanza: reflexiones sobre la sinodalidad con mis hermanos obispos agustino recoletos”. En su exposición hizo una clara distinción entre la sinodalidad como un modo de ser inherente a la naturaleza de la Iglesia y el Sínodo de los obispos como un evento particular dentro de esta vida sinodal. Explicó las características del proceso sinodal: comunión, participación, sentido espiritual, actitud de escucha, discernimiento y evangelización.

Tras la charla, los obispos asistentes al Encuentro se reunieron en pequeños grupos para compartir sus experiencias del proceso sinodal en sus respectivos territorios y comunidades. Durante la socialización en plenaria, quedó evidente que cada lugar tiene su propio ritmo y dinámica en el proceso sinodal, y que la sinodalidad se expresa de múltiples formas en los procesos diocesanos y misionales. Se subrayó que, aunque se presentan muchos obstáculos, el esfuerzo por caminar juntos en la construcción del Reino de Dios es esencial.

San Agustín como ejemplo de Sinodalidad

En la reflexión compartida se destacó que el ejemplo de San Agustín es una gran riqueza que la familia agustiniana puede aportar a la formación de comunidades eclesiales más sinodales. Un ejemplo reciente de esto fue el sínodo de las Juventudes Agustino Recoletas (RAY/JAR) celebrado el año pasado en Salamanca (España), que precedió a la Jornada Mundial de la Juventud y demostró lo que el esfuerzo coordinado de religiosos y laicos puede lograr al aprender a escuchar y caminar juntos.

Al finalizar la jornada, Mons. Luis Marín presidió la celebración eucarística. En su homilía, exhortó a los obispos a cultivar la humildad como una virtud indispensable para alimentar la actitud de escucha y apertura necesaria para el proceso sinodal. Así, se cerró un día lleno de reflexión y comunión, con la mirada puesta en un futuro de esperanza y trabajo conjunto.

Concluía, así, una jornada que comenzó con la presentación de las diferentes realidades en que cada obispo desarrolla su ministerio, compartiendo múltiples experiencias entre logros, preocupaciones y desafíos. Desde las tensiones y afanes de las grandes ciudades hasta la soledad y lejanía de los vastos territorios misionales, los obispos describieron los diversos escenarios en los que, por años y en algunos casos décadas, han llevado el carisma recoleto a la porción del pueblo de Dios que la Providencia les ha encomendado. Este intercambio permitió evidenciar cómo, en medio de sus labores, han intentado ser testigos de la comunión y la fraternidad propias del patrimonio agustiniano.

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