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La misión de Sor Margarita en Kenia: “Vemos milagros”

Sor Margarita Trejo Rodríguez es una misionera proveniente del monasterio San José de Papalotla, en el Estado de México. En esta entrevista, Sor Margarita comparte su experiencia y misión en Kenia, país al que llegó en octubre de 2012: quiero agradecer a Dios y a mi comunidad de que me dieran la oportunidad de venir a esta misión tan deseada. No ha sido fácil, pero es un regalo de Dios a mi vida, a la comunidad y a la Orden.

La oración, el centro de la misión

Como apunta Sor Margarita, la misión en Kenia tiene como principal objetivo apoyar a la diócesis a través de la oración: aquí estamos donde la Iglesia nos necesita y muy contentas. La vida de oración es fundamental. También señala el  gran compromiso de la comunidad religiosa: Si no somos santas, es porque no queremos.

«Si no somos santas, es porque no queremos»

Entre las hermanas con las que comparte misión se encuentran cuatro hermanas mexicanas: dos somos del mismo monasterio y de las otras dos hermanas, una es de Puebla y otra de Tlaxcala. Además, el monasterio ha sido bendecido con otras vocaciones internacionales: Tenemos una hermana novicia que procede de Uganda, y ahora hay un aspirante.

 

«Hay muchas religiones pero se nos quiere y se nos respeta»

La convivencia interreligiosa es parte esencial de la comunidad: hay muchas religiones pero se nos quiere y se nos respeta, afirma Sor Margarita. El obispo Harrington, que solicitó la presencia de la comunidad, dejó claro que el monasterio estaría dedicado a orar por la diócesis y el mundo entero: cuando salimos para ir al médico o por otras cuestiones no nos molestan, la gente nos ve con mucho cariño.

 

«Vemos milagros, cosas que veíamos imposibles y ahora son realidad»

La vida de misión presenta sus desafíos, pero Sor Margarita y su comunidad han visto milagros y el poder de la Divina Providencia en su misión diaria. La vida es dura, pero la gracia de Dios las está trayendo aquí, asegura. A pesar de las dificultades, el entusiasmo no se desvanece: A veces nos gusta quejarnos, pero el Señor aquí, donde estamos en el desierto, vemos milagros, cosas que veíamos imposibles y ahora son realidad.

Muchos visitantes llegan a la misión y se sienten inspirados por su entorno. Algunas personas que vienen a apoyar dicen: ‘Jamás volveré’, por el simple hecho del lugar, que se ve muy pobre… pero estamos muy contentas y agradecidas con Dios y con la Orden, concluye Sor Margarita, mostrando el espíritu inquebrantable de una comunidad comprometida con su misión de fe.

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