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La historia de Remedios Álvarez y su devoción a santa Mónica

Hoy celebramos el día de santa Mónica, especialmente conocida por su inquebrantable fe y dedicación a la oración. Nacida en el norte de África en el siglo IV, santa Mónica es recordada principalmente por sus incansables súplicas por la conversión de su hijo, san Agustín, quien más tarde se convirtió en uno de los padres y doctores más importantes de la Iglesia. Su ejemplo de devoción y amor maternal ha sido una fuente de inspiración para muchas madres cristianas a lo largo de los siglos.

La historia de Remedios Álvarez y su devoción a Santa Mónica

Remedios Álvarez, una devota feligresa de Torrelodones, Madrid, siempre sintió una profunda conexión con santa Mónica. Este vínculo se intensificó cuando participó en un viaje a Roma junto a otros miembros de su parroquia: durante la visita a la Basílica de San Agustín, donde descansan los restos de santa Mónica, recibí una estampa con una oración de la santa. Aquellas palabras llegaron a mi alma y tocaron profundamente mi corazón. Inspirada por el ejemplo de santa Mónica, que logró la conversión de su esposo Patricio y su hijo Agustín a través de la oración constante, Remedios se sintió llamada a hacer lo mismo por su familia.

Al regresar de Roma, la preocupación de Remedios por el alejamiento de su marido y sus dos hijos de la Iglesia se intensificó y compartió estas inquietudes con otras madres de su parroquia, que también se sentían angustiadas. Fue entonces cuando, de manera fortuita, Remedios recibió un pequeño libro del padre Ismael Ojeda Lozano, titulado «Las madres cristianas Santa Mónica” y decidió unirse a la iniciativa.

Madres Cristianas Santa Mónica: “apoyo, tranquilidad, confianza

Como ha explicado Remedios, esta iniciativa reúne a madres en los llamados ‘coros’ que, al igual que la madre de san Agustín, desean orar por la conversión y bienestar espiritual de sus familias. Para ella, encontrar este grupo supuso un gran apoyo, una inmensa tranquilidad y una fuerte confianza. 

Recuerda, además, que cada 27 de agosto, en el lugar de veraneo donde se encontrase en ese momento (en Galicia o en Tenerife), hablaba con un sacerdote para rezar en la misa la oración a santa Mónica y dar a conocer en esa parroquia, a las madres que pudiesen encontrarse angustiadas, que existían los coros de las Madres Cristianas Santa Mónica. Reconoce que le satisfacía mucho que, tanto los presbíteros como los fieles, acogiesen ese anuncio con mucha alegría y muy buena predisposición.

“Yo voy a seguir orando ¿Y el fruto? Dios dirá”

Acerca de los frutos que pueda haber producido esta iniciativa, reconoce que, de momento, no los ha habido en su familia. Señala que sus hijos son profesores que se independizaron hace mucho tiempo y que su marido tampoco es creyente: muchas veces me angustio, pero sé que las lágrimas de santa Mónica lo consiguieron… ¿y sabes mi oración primordial cuál es? ‘Que sea el Espíritu Santo el que triunfe en las mentes y en los corazones de nuestros maridos y de nuestros hijos’. Esta oración a me proporciona una gran confianza. 

«Él tiene sus momentos, que yo no conozco. A lo mejor, lo único que pide de mí es que permanezca fiel»

Muestra, asimismo, su seguridad de que -por lo que de ella depende- va a seguir orando: yo voy a persistir en la oración.. ¿y el fruto? Pues Dios dirá. En este sentido, recuerda un poema de León Felipe que dice: 

Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios.

Insiste en que esta oración le invita a confiar en Dios: el Señor ama a sus hijos, te ama a ti, más que tu propia madre… tengo la confianza de que Él ama a mi hijos más que yo -que es muchísimo- pero sé que están en Sus manos. Muestra su seguridad en que Dios tomará en cuenta su deseo como madre, el de ella y los de todas las mujeres de las Madres Cristianas Santa Mónica: Él tiene sus momentos, que yo no conozco. A lo mejor, lo único que pide de mí es que permanezca fiel.

Las Comunidades de Madres Santa Mónica ayer y hoy

Las Comunidades de Madres Santa Mónica son agrupaciones de mujeres, en su mayoría madres, que tienen como objetivo principal buscar la conversión continua y la salvación personal, así como la de sus hijos y familias, mediante la oración perseverante y la búsqueda de la voluntad de Dios.

En el siglo XV, con la bendición y el apoyo del papa Eugenio IV, nació la Asociación de Madres Cristianas bajo el nombre y la protección de Santa Mónica. En tiempos contemporáneos, durante la década de 1980, surgió en la parroquia madrileña de Santa Rita, regida por los Padres Agustinos Recoletos. Por iniciativa del P. Lorenzo Infante, el 6 de noviembre de 1987, el Cardenal Ángel Suquía, arzobispo de Madrid, erigió la Asociación Pública de Fieles denominada «Comunidad de Madres Cristianas Santa Mónica». Desde entonces, esta comunidad se ha extendido por numerosos países.

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