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El testimonio de vida contemplativa de las monjas agustinas recoletas en Colombia

El 12 de junio de 2018 siete monjas agustinas recoletas procedentes de México iniciaban la experiencia de la comunidad del Monasterio Nuestra Señora de la Candelaria en Bogotá. Con el paso de los años la comunidad ha ido consolidando un proyecto que ya comenzó a dar sus primeros frutos con varias jóvenes colombianas que iniciaron su proceso de formación en el monasterio.

Desde su llegada a Bogotá, las agustinas recoletas han planteado su presencia como una manera de difundir el carisma de la Orden desde la dimensión contemplativa. Para ello, además de su dinámica diaria de oración, han diseñado encuentros para jóvenes en los que ofrecen la oportunidad de compartir su vida y profundizar en el encuentro personal y con Dios. Además, la comunidad trabaja en un taller de costura, producción de hostias para la misa y repostería.

El edificio del Monasterio Nuestra Señora de la Candelaria es una edificación vinculada desde hace tiempo a la familia agustino recoleta. Era anteriormente la antigua casa de noviciado de las Misioneras Agustinas Recoletas (MAR) en Suba.

«Pedimos oraciones para que este nuevo proyecto Dios lo bendiga y se realice según su santísima voluntad».

Vista desde el mirador del Monasterio Nuestra Señora de la Candelaria de Bogotá.

Las primeras hermanas agustinas recoletas que visitaron Bogotá para iniciar el proyecto de fundación procedían del Monasterio Nuestra Señora del Buen Consejo de Cuernavaca (Morelos, México). «Al igual que Abraham, Dios me invita a dejar tierra, mi querida familia y comunidad para ir a implantar nuestra vida contemplativa agustina recoleta, para ayudar con nuestra oración y sacrificio a toda la Iglesia, en especial a nuestra Orden», decía la hermana Heriberta Rosas Mena, una de las siete fundadoras. «Pedimos oraciones para que este nuevo proyecto Dios lo bendiga y se realice según su santísima voluntad».

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