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La misión en Indonesia: “Olemos como ovejas, pero es una consecuencia inevitable de servir a Dios”

19 de septiembre de 2018. Este fue el día en el que los misioneros Agustinos Recoletos llegaron por primera vez a Indonesia. Casi seis años después, la misión ha florecido en este país en el que casi el 85% de su población es musulmana.

El pasado 5 de septiembre, los feligreses de la Parroquia de San Agustín de Hipona, en West Kalimantan, participaron en la misa presidida por el Papa Francisco con motivo de su viaje pontificio a Asia y Oceanía. 

La comunidad misionera, que está compuesta por Fr. Russell Lapidez, Fr. Jovy Gallego y Fr. Ken Oliver Lao, ha logrado una importante integración en la Archidiócesis de Pontianak, y han llevado adelante una labor evangelizadora centrada en el acercamiento con las comunidades locales. La inauguración de la Parroquia San Agustín de Hipona, ubicada en Ledo, en la región de Kebupaten Bengkayang, en el año 2022, fue un momento clave en este proceso, y ofreció un punto de encuentro para católicos en una región remota y de difícil acceso.

Fr. Jovy Gallego, uno de los misioneros en Indonesia, ha contado que después de estos años trabajando como misionero, me he dado cuenta de que oler como las ovejas es una consecuencia inevitable de servir a Dios. Es físicamente agotador, pero enriquecedor para el alma; cansado pero gratificante. Gallego también ha explicado que la misión que desempeñan es nuestra esperanza y oración que nuestro pequeño esfuerzo humano como sus pastores sea bendecido por Dios y que podamos acercarlos más a Jesús, el Buen Pastor.

«Compartimos sus esperanzas, sus lágrimas y alegrías, y juntos ofrecemos todo a Dios durante la Eucaristía. Estas experiencias me han demostrado que la Iglesia no deja a nadie atrás en el camino hacia Dios»

Fr. Jovy Gallego, uno de los misioneros en Indonesia, ha compartido su experiencia de servir en las periferias: La simplicidad de vida de las personas, su disposición para ayudar, su entusiasmo por la fe y su fuerte dependencia de Dios son grandes testimonios de que la Iglesia está presente, viva y en crecimiento, incluso en los márgenes.

Además, Fr. Gallego ha destacado lo gratificante que ha sido integrarse en la vida diaria de las comunidades locales: A menudo, tenemos que quedarnos con ellos una o dos noches debido a las dificultades del terreno. En esos momentos, compartimos sus esperanzas, sus lágrimas y alegrías, y juntos ofrecemos todo a Dios durante la Eucaristía. Estas experiencias me han demostrado que la Iglesia no deja a nadie atrás en el camino hacia Dios.

El compromiso de los misioneros ha sido reconocido tanto por la Iglesia local como por la comunidad. A pesar de los desafíos geográficos, como caminos inaccesibles y tener que viajar en motocicletas o barcos para alcanzar las misiones más alejadas, los religiosos han logrado crear un espacio de fe y esperanza para los fieles. Este espíritu de sinodalidad y servicio, enraizado en el carisma agustino, ha sido esencial para fortalecer la comunidad católica en una nación donde los católicos representan apenas el 3% de la población.

Con la llegada del cuarto miembro, Fr. Niel Joseph Baygan, en el mes noviembre, los Agustinos Recoletos esperan continuar expandiendo su misión, ofreciendo un testimonio de fe, fraternidad y compasión, inspirado en las palabras del Papa Francisco y en el carisma de nuestra Orden en las población de Indonesia.

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