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La Fraternidad Seglar celebra a su patrona, Santa Magdalena de Nagasaki

El 20 de octubre se celebra la festividad de Santa Magdalena de Nagasaki, mártir japonesa que nos dejó un profundo testimonio de fe, servicio y valentía. Es también la patrona de la Fraternidad Seglar Agustino Recoleta. En una carta dirigida con motivo de esta festividad, el Prior General, Fr. Miguel Ángel Hernández, destacó la importancia de la santidad cotidiana y del servicio en lo pequeño, presentando la vida de Santa Magdalena como una guía para los laicos. Puedes leer la carta completa AQUÍ.

Magdalena nació en Japón en el siglo XVII, una época de intensa persecución cristiana. Fue testigo del martirio de sus padres y de varios religiosos agustinos recoletos. Sin embargo, en lugar de renunciar a su fe, decidió seguir los pasos de Cristo hasta alcanzar el martirio. Vivió con humildad y su vida estuvo marcada por pequeños actos de amor y servicio a los demás, convirtiéndose en catequista, intérprete y consuelo para la comunidad cristiana perseguida.

 “Vivir con santidad a través del amor y servicio cotidiano”

Para Maricela Valles Villalobos, presidenta de la FSAR en España, la vida de Santa Magdalena es un recordatorio de cómo las pequeñas acciones pueden construir una vida de gran santidad: “Creo que su vida es inspiradora. Es una vida valiente y, para nosotros en la fraternidad seglar, es un modelo a seguir. Es un modelo de oración, perseverancia, constancia y gran fe. Una fe que se refleja en pequeños momentos y gestos, pero que al final se convierte en una gran vida, una gran experiencia, un gran testimonio. Nos sentimos muy contentos de que sea nuestra patrona”. En esta línea, destaca que el lema de este año, ‘Aspiras a lo grande, comienza por lo pequeño’, refleja su legado: «Su vida nos enseña que, aunque no hagamos grandes hazañas, podemos vivir con santidad a través del amor y servicio cotidiano”.

La vida de Santa Magdalena es un recordatorio de cómo las pequeñas acciones pueden construir una vida de gran santidad.

La celebración de la festividad de Santa Magdalena ha sido un momento de alegría y reflexión para los miembros de la Fraternidad Seglar de todo el mundo. Leopoldo Duarte, de la Fraternidad Seglar de Venezuela, explicó cómo la comunidad sigue siendo un pilar fundamental en su vida espiritual: “Para mí, la fraternidad ha significado ese espacio donde el Señor me llamó a vivir una vida en plenitud y en santidad junto a una comunidad de amigos y hermanos que me ayudan a rehabilitar mi corazón”. Según Leopoldo, la fraternidad es un lugar donde se construye la fe en comunidad, y se unen esfuerzos para servir a los demás y sanar el alma.

Retos de los laicos: crisis emocionales y espirituales

Leopoldo, presidente de la FSAR de Venezuela, también subrayó los desafíos que enfrentan los laicos en pleno siglo XXI, destacando la necesidad de dar respuesta a las múltiples crisis emocionales y espirituales que aquejan al ser humano hoy en día: “Tenemos diferentes desafíos en pleno siglo XXI.

El testimonio de Santa Magdalena y su vida de servicio en los pequeños gestos es una guía para “afrontar estos retos con amor y dedicación”.

Uno de ellos es saber leer los signos de los tiempos y prepararnos más y mejor para dar respuestas a las múltiples necesidades que tiene el ser humano a nivel emocional y espiritual, en medio de tanta crisis existencial. También debemos caminar en sinodalidad, como nos lo pide el Papa Francisco, junto a nuestros hermanos religiosos y religiosas, para juntos construir el reino de Dios”. Para él, el testimonio de Santa Magdalena y su vida de servicio en los pequeños gestos es una guía para “afrontar estos retos con amor y dedicación”.

El acompañamiento mutuo y la formación continua son temas centrales en la vida de la fraternidad. Maricela, con más de 15 años al servicio de la fraternidad, compartió las muchas alegrías que ha experimentado en su servicio como presidenta: “Desde el primer día que inicié esta andadura he recibido muchísimas alegrías, muchísimas bendiciones, y por eso no me canso de repetir que estoy recogiendo frutos”. Para ella, los logros actuales de la fraternidad son el resultado del esfuerzo de generaciones pasadas: “Pienso que en este momento el Consejo Nacional está recogiendo frutos de las semillas que muchos hermanos anteriores a nosotros han sembrado, y gracias a ellos estamos viendo un resultado y un fruto maravilloso”.

Los logros actuales de la fraternidad son el resultado del esfuerzo de generaciones pasadas.

 “Que mantengamos vivo ese espíritu agustiniano”

Leopoldo Duarte hizo un llamado a los religiosos a seguir fortaleciendo la colaboración con los laicos, abriendo más espacios de formación y acompañamiento espiritual: “Queremos pedir a la Orden que sigan cultivando esa apertura y esa confianza.

Que cada día nos ayuden a formarnos mejor para poder dar respuesta a nuestras realidades temporales”. Subrayó la importancia del acompañamiento en el proceso de discernimiento vocacional de los miembros de la fraternidad, quienes buscan encontrar su lugar dentro de la misión del Reino de Dios: “El acompañamiento es clave, y queremos que nos sigan ayudando a clarificar nuestro llamado particular para vivir plenamente como seglares agustinos recoletos”.

“Mi mensaje a los hermanos es que mantengamos vivo ese espíritu agustiniano, ese carisma en cada pequeño momento.»

Maricela también envió un mensaje a sus compañeros de fraternidad, animándolos a vivir el carisma agustiniano en todos los aspectos de su vida cotidiana: “Mi mensaje a los hermanos es que mantengamos vivo ese espíritu agustiniano, ese carisma en cada pequeño momento: en lo personal, en la familia, en el matrimonio, en la comunidad de amigos y vecinos. Debemos ser verdaderos testigos de este carisma que nos arropa y nos ofrece la oportunidad de vivir los pilares agustinianos: la interioridad, la comunidad y el apostolado”. Añadió la importancia de vivir con entusiasmo y entrega: “El mensaje es vivir con ilusión, con pasión, con ganas, poniendo el 100% de nuestro corazón inquieto al servicio de la humanidad, de todas las personas a las que podamos ayudar, pero hacerlo siempre con alegría, respeto y mucha pasión”. Finalmente, subrayó que la verdadera misión está en acompañar y servir tanto a los hermanos de la fraternidad como a la Iglesia en general, recordando que “allá afuera hay un mundo entero esperando personas que puedan escuchar, acoger, servir y acompañar”.

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