La Encíclica «Dilexit Nos» del Papa Francisco se presenta como una profunda reflexión sobre el amor divino y humano, representado en el Sagrado Corazón de Jesucristo. En este documento, el Papa explora la importancia de vivir desde el corazón, concepto que ha sido esencial en la tradición espiritual de la Iglesia. Relacionando el simbolismo del corazón con el amor personal e incondicional de Cristo, el Papa Francisco resalta la necesidad de volver a un cristianismo más encarnado y cercano, un amor que nos llama a la apertura, la autenticidad y la conexión íntima con los demás.
En «Dilexit Nos», el Papa retoma muchos de los elementos centrales de sus escritos previos, como la insistencia en una Iglesia hospitalaria y abierta, una comunidad que acoge y acompaña, siguiendo el mensaje de «Evangelii Gaudium» sobre la alegría del Evangelio y la importancia de una evangelización centrada en la persona. En «Fratelli Tutti», Francisco ya había subrayado la importancia de la fraternidad, el reconocimiento del otro y la unidad en la diversidad, elementos que vuelven a emerger en esta encíclica cuando habla del corazón como el único centro capaz de unir los fragmentos dispersos de nuestra humanidad dividida.
La huella de san Agustín en «Dilexit Nos»
La influencia de San Agustín es palpable a lo largo del documento. San Agustín, con su viscerabilidad teológica, supo expresar el anhelo del corazón humano por un amor más alto (Confesiones, Libro X, 27). En «Dilexit Nos» (n. 16-17), Francisco retoma la comprensión agustiniana del corazón como el centro de la vida espiritual y de la búsqueda de la verdad. En las Confesiones, san Agustín describe al corazón como un lugar en el que se desarrolla el diálogo más íntimo con Dios (Confesiones, Libro IV, 4), y esta visión se repite en el texto del Papa Francisco, que anima a cada creyente a reflexionar profundamente sobre su identidad y su misión en el mundo, no desde la razón abstracta, sino desde el latir del corazón.
Francisco retoma la comprensión agustiniana del corazón como el centro de la vida espiritual y de la búsqueda de la verdad.
San Agustín también aparece en la encíclica como ejemplo de cómo el encuentro personal con Dios transforma todas las dimensiones de la existencia humana. Para Agustín, la búsqueda de Dios siempre fue un camino hacia el interior: «No vayas fuera, vuélvete a ti mismo. En el interior del hombre habita la verdad» (De Vera Religione, 39). Este concepto de interioridad se retoma en «Dilexit Nos» (n. 23) cuando el Papa enfatiza la necesidad de buscar al Señor en la profundidad del propio corazón, donde reside la verdadera paz y donde se lleva a cabo la síntesis de nuestra identidad como seres espirituales y corporales.
Otros elementos del pensamiento agustiniano presentes en «Dilexit Nos»
El documento también se hace eco de otros aspectos del pensamiento agustiniano, como la importancia de la comunidad y la apertura al otro. San Agustín, especialmente en su «Ciudad de Dios» (Ciudad de Dios, Libro XIX, 5), defiende la idea de que el ser humano no puede realizarse plenamente en soledad, sino que necesita del otro para encontrar sentido y plenitud. Esta idea está presente en la encíclica «Dilexit Nos» (n. 18) cuando Francisco describe el corazón como un espacio de encuentro y de apertura, un lugar donde se genera la verdadera unidad, no solo con Dios, sino también con los hermanos.
«El ser humano no puede realizarse plenamente en soledad, sino que necesita del otro para encontrar sentido y plenitud.»
También se retoma el pensamiento de San Agustín respecto a la fragilidad del ser humano. En «Dilexit Nos» (n. 30), se menciona que el corazón es un lugar herido y frágil, necesitado de la gracia divina para alcanzar la verdadera plenitud. Esto está íntimamente relacionado con la concepción agustiniana del hombre como un ser roto por el pecado, pero redimido por el amor de Dios (Confesiones, Libro VII, 21). El Papa destaca cómo en el corazón del hombre conviven tanto las miserias como las grandes aspiraciones, y solo a través del encuentro con el amor de Cristo es posible alcanzar la verdadera sanación.
La devoción al Sagrado Corazón: unidad en la diversidad
En «Dilexit Nos» (n. 48-49), la devoción al Sagrado Corazón se presenta como una síntesis del Evangelio y como la imagen que mejor expresa la encarnación del amor divino en la humanidad de Cristo. Esta devoción no solo tiene un valor simbólico, sino que también es un llamado a vivir el amor desde la carne y la realidad, reconociendo el sufrimiento y la alegría como partes inseparables de la experiencia cristiana. Al igual que san Agustín encontró en su conversión un nuevo corazón lleno de amor, el Papa Francisco nos invita a dejarnos tocar por el Corazón de Cristo para renovar nuestra capacidad de amar y servir, especialmente a los más vulnerables.