En las afueras de la ciudad de Manizales (Colombia) se encuentra el barrio de La Linda. Allí se erigió en las primeras décadas del siglo XX el Seminario San Agustín, donde la gran mayoría de los agustinos recoletos colombianos se ha formado. Con el paso de los años, y mucha dedicación, se ha consolidado como un espacio de formación y discernimiento para los actuales postulantes de la Provincia Ntra. Sra. de la Candelaria en el país.
Esta casa de formación se erige como un lugar donde los jóvenes tienen la oportunidad de profundizar en su vocación religiosa mientras desarrollan su identidad agustino recoleta.
El Seminario San Agustín acoge a jóvenes provenientes de diferentes regiones de Colombia. Es el caso de Marlon Ramírez, de Bucaramanga, que llegó hace año, mientras que Jonathan Rivera, de Sabanalarga, se encuentra en su segundo año de estudios de filosofía. Otros, como Kevin Esteban, de Medellín, o Joan Gómez, de Yopal (Casanare), también destacaron el impacto positivo que esta etapa ha tenido en sus vidas.
«El proceso formativo incluye un discernimiento profundo, que permite a los jóvenes conocerse mejor a sí mismos, integrar los valores de la comunidad y responder con libertad y total entrega a su llamado vocacional”.
El maestro de postulantes de La Linda, Fr. Jeison Javier Barrios Simancas, comenta que “el proceso formativo durante el postulantado busca facilitar una transición gradual desde las actividades cotidianas hacia una vida religiosa plenamente identificada con el carisma agustiniano. Este proceso incluye un discernimiento profundo, que permite a los jóvenes conocerse mejor a sí mismos, integrar los valores de la comunidad y responder con libertad y total entrega a su llamado vocacional”.
La fraternidad, uno de los pilares del carisma agustiniano, es especialmente valorada por los postulantes. Manuel José Arenas Vera, de la zona de Santander, destacó la importancia de sentirse acogido en una familia espiritual que permite expresar el amor y la identidad personal. “Este ambiente fomenta un crecimiento integral, potenciando habilidades y fortaleciendo el compromiso con el apostolado, que incluye actividades como catequesis, servicio al altar y acompañamiento a enfermos”.
El seminario también ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, atrayendo jóvenes a través de las redes sociales y referencias personales. Además, muchos llegan gracias a su participación previa en colegios, parroquias o movimientos como las Juventudes Agustino Recoletas.
“Es como si fuéramos una sola familia, a pesar de venir de lugares tan diversos”.
La vida diaria en el seminario combina formación espiritual, momentos de recreación y actividades comunitarias. Los postulantes destacan que disfrutan de actividades como el deporte, la oración y las reuniones informales donde comparten historias y risas con sus hermanos. “Es como si fuéramos una sola familia, a pesar de venir de lugares tan diversos”, enfatizó uno de ellos.
El equipo formativo, compuesto por cinco religiosos, trabaja de manera cercana con los postulantes, guiándolos en su crecimiento personal y espiritual. Este acompañamiento constante refuerza los lazos de fraternidad y la entrega al servicio del Señor en la Orden.
El Seminario San Agustín de La Linda no solo es un espacio de formación religiosa, sino también un hogar donde los jóvenes encuentran una comunidad que los impulsa a crecer en fe, fraternidad y compromiso con los valores agustiniano recoletos.