Desde temprana edad, Fernando Butrón ha caminado de la mano de la fe. Criado en una familia católica encontró su primera conexión con la espiritualidad en el colegio Santa Rita de Casia, de la Orden de los Agustinos Recoletos: «Desde los cuatro años, el colegio me dio el primer acercamiento a la figura de San Agustín y su mensaje, que luego marcaría mi vida entera». Y es que ahora, este economista de profesión, también es el coordinador del Centro de Espiritualidad Agustino Recoleto (CEAR) en Lima (Perú).
Pero no siempre estuvo cerca de la Iglesia. Durante sus años universitarios, se distanció, como él mismo relata, aunque un retiro de iniciación en 2004 a sus 18 años cambió radicalmente su perspectiva: «Esa experiencia fue el momento de mi conversión. Decidí vivir mi fe de manera ferviente y comprometida, sirviendo en lo que Dios me confiara.» Desde entonces, Fernando ha dedicado su vida a vivir el carisma agustiniano, pasando por diversas etapas y responsabilidades dentro de la Orden.
Fernando encontró un hogar espiritual en la Juventud Agustino-Recoleta (JAR), donde permaneció 12 años: «Las JAR me enseñaron lo que significa vivir en comunidad, me dio mis mejores amigos y mi primera experiencia de misión y apostolado. Fue ahí donde aprendí a encontrar a Dios en la interioridad y a servir a los demás», explica.
«La Fraternidad Seglar consolidó mi experiencia»
Más tarde, en 2020, junto a compañeros de comunidad, dio el paso hacia la Fraternidad Seglar de los Agustinos Recoletos: «La fraternidad consolidó mi experiencia. Me permitió sentarme a la mesa con mis hermanos fraternos y con los frailes, compartiendo el carisma de San Agustín en una comunidad madura y llena de amor». La pandemia marcó sus primeros pasos en este grupo, con formación y postulantado virtuales, pero la experiencia fue enriquecedora: «Desde entonces, entiendo que lo principal es reconocernos hijos de Dios y lo que somos esencialmente en la vida. No tanto lo que hacemos, sino lo que somos, porque lo que hacemos va a venir como consecuencia de lo que somos y lo que vivimos».
«El CEAR es un vehículo»
En 2019, Fernando asumió un nuevo desafío: coordinar el Centro de Espiritualidad Agustino Recoleto (CEAR) en Perú, un ministerio reciente en el país y que busca revitalizar la fe: «El CEAR es un vehículo para brindar experiencias de Dios a través de la formación, el acompañamiento y la acción social. Es una nueva forma de llegar a quienes están alejados de la Iglesia o buscan un sentido más profundo en su vida», explica con entusiasmo.
Los retos no han sido pocos. Iniciar este ministerio durante la pandemia fue complejo, pero Fernando destaca que el CEAR logró mantenerse activo incluso en los momentos más difíciles. Ahora, en la presencialidad, se centra en difundir el carisma de San Agustín y responder a las necesidades del pueblo de Dios: «Cada actividad nos permite descubrir la sed de Dios en las personas. Desde un simple taller de inteligencia emocional hasta un retiro espiritual, vemos cómo el Espíritu Santo transforma vidas«.
«Escuchar al maestro interior»
Fernando observa con esperanza la fe en Perú, un país marcado por profundas devociones populares. Sin embargo, también reconoce los desafíos: «El individualismo, el consumismo y la falta de interioridad son riesgos que enfrentamos. Necesitamos redescubrirnos diariamente y escuchar al maestro interior, como decía San Agustín.»
Para Fernando, el llamado es claro: «Debemos dejarnos enamorar por Dios en las pequeñas cosas del día a día. Como dice el Papa Francisco, el encuentro fundante con Cristo debe renovarse constantemente. Esa es nuestra misión en el CEAR: ayudar a las personas a encontrar a Dios en lo cotidiano.»
«El catequista de mi familia»
Además de su labor en la Orden, Fernando, que ha sido padre hace un año, encuentra en su familia una misión especial. Como catequista de confirmación durante 18 años, ahora se considera «el catequista de mi familia». Junto a su esposa, busca reflejar el amor de Dios a su hijo: «Trato de darles lo que Dios, en su misericordia, me ha dado a lo largo de estos años».