Los llanos de Casanare, en Colombia, representan un desafío y una bendición para los Agustinos Recoletos, quienes han llevado el mensaje del Evangelio a estas tierras desde el siglo XIX. Del 29 de noviembre al 7 de diciembre, el consejero general y responsable de Apostolado Misional y Ministerial de la Orden, Fr. Ismael Xuruc, visitó las comunidades de la Orden en la región, recorriendo localidades como Yopal, Trinidad, Paz de Ariporo, Bocas del Pauto y Orocué. Durante su estadía, pudo conocer de cerca las necesidades y esperanzas de las comunidades que allí habitan.
Estas parroquias y misiones enfrentan retos significativos: caminos precarios, largas distancias y la carencia de servicios básicos como salud, son algunas de las dificultades diarias. Sin embargo, Fr. Ismael destacó algo aún más profundo:
«Lo que más impacta es la sed de Dios de estas comunidades, que claman por acompañamiento espiritual».
Un legado vivo de San Ezequiel Moreno
La misión de los Agustinos Recoletos en Casanare tiene una herencia imborrable: san Ezequiel Moreno, quien sirvió como vicario apostólico de la región a finales del siglo XIX. Aunque su tiempo allí fue breve, dejó una marca indeleble en estas tierras. San Ezequiel recorrió estas regiones inhóspitas reorganizando las misiones, atendiendo comunidades dispersas y llevando esperanza a través de su inquebrantable fe. Según Fr. Ismael, su legado está resumido en sus propias palabras:
“No hay camino difícil si lleva a las almas hacia Dios”.
Hoy, este espíritu perdura en los religiosos agustinos recoletos que, siguiendo el ejemplo de san Ezequiel, dedican sus vidas a esta misión. Los frailes no solo celebran sacramentos y visitan veredas remotas, sino que también lideran iniciativas solidarias para apoyar a los más necesitados. Estas acciones incluyen la recolección de alimentos, la organización de mejoras en los templos y el consuelo a las personas en momentos de dolor.
Vocación y esperanza para el futuro
La misión en Casanare es exigente, tanto física como espiritualmente, pero también es una expresión palpable de la vocación de los Agustinos Recoletos como “peregrinos de esperanza”. Fr. Ismael enfatizó la necesidad de orar por el aumento de vocaciones en la Orden, especialmente en este contexto misionero donde se requiere una presencia religiosa más sólida para fortalecer la vida comunitaria y garantizar una atención pastoral integral.
El testimonio de san Ezequiel Moreno sigue siendo una fuente de inspiración: su vida, marcada por la oración, el amor a los pobres y a los enfermos, recuerda a los religiosos de hoy que el apostolado y la vida religiosa son inseparables.
Al final de su visita, Fr. Ismael invitó a todos a «pedir a Dios que los religiosos continúen siendo fieles servidores del Reino, llevando esperanza a quienes más lo necesitan, y que el ejemplo de San Ezequiel siga iluminando el camino de los Agustinos Recoletos en su misión evangelizadora».