El Movimiento Laudato Si’, guiado por el espíritu de la conversión ecológica y en comunión con la Iglesia universal, propone reconocer a figuras que encarnaron el llamado a cuidar de la Casa Común y atender al clamor de los pobres. Entre ellas destaca la Hna. Cleusa Carolina Rody Coelho, Misionera Agustina Recoleta (MAR) y eco mártir, quien dio su vida por la justicia ambiental y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas en el Amazonas.
Una vida entregada a la misión
Una vida entregada a la misiónNacida en 1933 en Cachoeiro de Itapemirim, Brasil, Cleusa creció en una familia profundamente católica. Desde joven demostró un compromiso con los valores evangélicos y una sensibilidad hacia los más vulnerables.
Al unirse a las Misioneras Agustinas Recoletas, respondió a una llamada particular: ser misionera en Lábrea, en el corazón de la región amazónica.
En su labor pastoral, Cleusa trabajó en diversos contextos, desde la educación hasta el acompañamiento de migrantes y niños de la calle. Sin embargo, fue su compromiso con la causa indígena lo que marcó su vida y misión. Desde 1979, se involucró activamente en la pastoral indigenista del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), acompañando a los pueblos apurinã, paumarí y jarawara.
“Cleusa se creyó y vivió la Palabra de Dios”.
Líder y defensora de la causa indígena
Líder y defensora de la causa indígenaCleusa denunció las injusticias cometidas contra los pueblos indígenas, quienes enfrentaban el despojo de sus tierras y la explotación violenta de sus recursos por parte de empresas y terratenientes. Una de sus estrategias más impactantes fue acompañar a los indígenas en sus transacciones comerciales para evitar que fueran engañados. Esta postura firme le valió amenazas y enemigos entre quienes se beneficiaban de la explotación injusta.
El martirio: un testimonio de amor y entrega
El martirio: un testimonio de amor y entregaEl 28 de abril de 1985, mientras navegaba por el río Passiá después de mediar en un conflicto entre comunidades indígenas, Cleusa fue asesinada brutalmente. Su cuerpo, hallado días después, mostraba signos de tortura y desmembramiento, un cruel recordatorio de los riesgos que enfrentan quienes defienden la justicia en contextos de violencia.
La Superiora general de las MAR, Hna. Olga Lucía Pérez insiste en que “Cleusa coronó su vida con el martirio, y los pueblos la declararon mártir de los pueblos indígenas”.
El pueblo de Lábrea, espontáneamente, honró su memoria como “madre de los pobres y los oprimidos”.
Reconocimiento en la sinodalidad y la conversión ecológica
Reconocimiento en la sinodalidad y la conversión ecológicaEn el contexto del pasado Sínodo de la Amazonía, celebrado en octubre de 2019, los obispos agustinos recoletos solicitaron al Papa Francisco que se reconociera la entrega de Cleusa como ejemplo de misión y testimonio cristiano.
Su vida refleja el llamado de Laudato Si’ a responder al “clamor de la tierra y al clamor de los pobres”.
Cleusa encarna el ideal de la eco mártir, uniendo la defensa de la creación con el compromiso por los excluidos. Su legado inspira a católicos de todo el mundo a caminar en sinodalidad, promoviendo la justicia ambiental y el respeto por los pueblos originarios. El CIMI, una organización vinculada a la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), declaró tras su martirio: “Esa muerte dará frutos. No ha sido en vano”.
Fr. Jaazeal Jakosalem, consejero general de la Orden y miembro activo del Movimiento Laudato Si’, tiene claro que «el testimonio de la Hermana Cleusa Carolina Rody Coelho trasciende su trágica muerte. Su vida de entrega radical al Evangelio, su lucha por los derechos de los indígenas y su defensa de la biodiversidad del Amazonas la convierten en un modelo de eco mártir para nuestros tiempos».
En palabras de sus contemporáneos, “Cleusa sigue viva en la voz de los pobres y en el clamor de la tierra”.