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Cómo las piezas de Lego nos pueden ayudar a soñar la Iglesia que queremos

Desde su infancia, Fr. Alfonso Dávila ha sentido una fascinación especial por los Lego. «Recuerdo que cuando mi madre me llevaba a la casa de mi abuela en verano, yo llevaba una maleta llena de Legos y podía pasar toda la mañana construyendo cosas», comparte con nostalgia. Con el paso del tiempo, como ocurre con muchos, su interés por estos pequeños bloques disminuyó, hasta que un encuentro casual con su prima, una ingeniera numérica, reavivó su asombro.

«Ella me mostró cómo, con unas pocas piezas de Lego, podías hacer cosas impresionantes, que ya no eran solo juegos de niños», relata Fr. Alfonso. Aquella revelación lo llevó a investigar más sobre el tema y descubrió un concepto que podría cambiar la manera en que la Iglesia se comunica y reflexiona sobre sí misma: Lego Serious Play.

Lego y la comunicación de lo inefable

Para el agustino recoleto, la metodología Lego Serious Play es una herramienta que permite expresar aquello que a menudo cuesta verbalizar. «Muchas veces, como personas consagradas, nos cuesta decir que estamos abrumados, que estamos cansados», explica. Sin embargo, al construir con Lego, se abren puertas a conversaciones profundas y necesarias dentro de la Iglesia.

«Creo que esto nos puede ayudar mucho en la Iglesia, porque necesitamos tener conversaciones serias. Muchas veces nos quedamos en la superficialidad de los temas», afirma. Y es que, según él, esta metodología permite sumergirse en el problema y, sobre todo, fomentar la escucha activa.

«Lego Serious Play es un modelo sinodal. Porque te involucra y te obliga a escuchar al otro. Y no solo a escucharlo, sino a aceptar su versión».

La «Lego-tequesis» y la construcción de una Iglesia más abierta

En su Parroquia de Santa Rita (Madrid), Fr. Dávila ha comenzado a implementar esta metodología en la catequesis, a la que ha denominado «Lego-tequesis». «Les dije: hagamos un modelo de lo que más os hace felices en la vida», narra. «Surgieron modelos de fútbol, de estudios, de sueños». Pero la verdadera sorpresa llegó cuando propuso el ejercicio inverso: «Ahora quiero que hagáis lo que más os asusta en la vida». El resultado fue impactante. «Estos adolescentes comenzaron a contarme que tenían miedo a la muerte, a no sentirse aceptados», recuerda con emoción. A partir de esas construcciones, se abrieron conversaciones profundas sobre la vida, el miedo y la fe cristiana.

En otra sesión, el sacerdote pidió que representaran con Lego el Primer Mandamiento. «Me encantó ver cómo entendían el amor a Dios de una manera que nunca habrían sabido expresar con palabras». Para él, esta experiencia ha sido una lección:

«Muchas veces lo que ofrecemos en la catequesis está bien, pero podría ser mejor si primero nos detenemos a escuchar».

Construyendo la Iglesia de nuestros sueños

Uno de los talleres más inspiradores que Dávila ha desarrollado es «Construyendo mi Iglesia». «Me encanta este taller porque les damos piezas y les decimos: hacedme la Iglesia con la que soñáis». Los resultados han sido reveladores: «La Iglesia que cada uno sueña es preciosa. Y no solo preciosa, sino alcanzable», dice convencido.

Entre los modelos creados por los participantes, han surgido visiones de una Iglesia más plural, más abierta y más encarnada en la realidad de las personas. «Hace unas semanas, le conté esto a una profesora amiga y me dijo: ‘Bueno, pero podríamos hacer eso sin necesidad de las piezas de Lego’. Sí, podríamos. Pero en el mundo en que vivimos, nos cuesta mucho hacerlo. Así que si los Lego nos ayudan, ¡benditos sean!», concluye con una sonrisa.

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