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Jueves Santo con san Agustín: la Eucaristía como vínculo de unidad y santidad

san agustin

En este episodio especial del podcast Ecos de Hipona, Fray Enrique Eguiarte, OAR, nos lleva a la ciudad de Hipona para revivir el Jueves Santo en tiempos de san Agustín. Más allá de los ritos, este día se convierte en una profunda catequesis sobre la pasión, el bautismo y la centralidad de la Eucaristía como vínculo de unidad. Una reflexión para entrar en el Triduo Pascual con los ojos y el corazón de los primeros cristianos.

Un Jueves Santo con sabor agustiniano

En la ciudad norteafricana de Hipona, el Jueves Santo tenía una profunda resonancia espiritual y pastoral. San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia, iniciaba la Semana Santa con una catequesis el miércoles por la tarde, centrada en el Salmo 21, texto que para él condensaba la pasión de Cristo. Este gesto no solo preparaba a la comunidad para el Triduo Pascual, sino que avivaba la fe de los catecúmenos que se preparaban para el bautismo.

Preparar el cuerpo y el alma para el Bautismo

En un gesto que contrasta con nuestras costumbres actuales, los catecúmenos podían acudir a las termas el Jueves Santo, como un modo de preparar el cuerpo para el sacramento del bautismo. San Agustín, sensible a las realidades concretas de su tiempo, adaptó la celebración de la misa en dos momentos: por la mañana para quienes debían asistir a las termas y no podían combinarlo con el ayuno; por la tarde, para quienes sí lo habían vivido.

Este detalle revela el espíritu pastoral de Agustín: flexible, cercano y profundamente humano.

La Eucaristía: corazón de la vida cristiana

Para san Agustín, la Eucaristía era el centro de la comunidad cristiana. A diferencia de otras diócesis donde se celebraba sólo dos o tres veces por semana, en Hipona la misa se celebraba todos los días. En sus catequesis eucarísticas, Agustín recordaba a los recién bautizados que “sobre la mesa del Señor está lo que vosotros sois”: el cuerpo de Cristo.

“sobre la mesa del Señor está lo que vosotros sois”

Esta afirmación no es solo teológica, es existencial: el cristiano no solo recibe la Eucaristía, se convierte en Eucaristía. Quien participa del cuerpo de Cristo está llamado a vivir en santidad, en unidad y en caridad.

Unidad y caridad: signos de la verdadera comunión

Uno de los temas más insistentes de san Agustín era la unidad del cuerpo de Cristo. Al igual que el pan se hace con muchos granos molidos, amasados con agua y cocidos al fuego, así también los creyentes: molidos por la penitencia, purificados en el bautismo y encendidos por el Espíritu.

Quien rompe la unidad, advierte Agustín, no puede participar verdaderamente de la Eucaristía. La misa no es solo un acto litúrgico: es un signo visible de una Iglesia unida en el amor.

El Jueves Santo en Hipona no era simplemente una fecha del calendario litúrgico. Era el momento de reconocer la identidad del cristiano como parte viva del cuerpo de Cristo. San Agustín nos recuerda que la Eucaristía no se recibe solo con los labios, sino con la vida entera. Y que entrar al Triduo Pascual es renovar nuestra alianza con Dios, con la Iglesia y con la caridad.

Escucha este episodio completo de Ecos de Hipona en tus plataformas favoritas y déjate inspirar por la sabiduría de san Agustín en este camino hacia la Pascua.

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