El Papa Francisco, pastor cercano, voz profética de nuestro tiempo y testigo incansable de la misericordia de Dios, ha encontrado en San Agustín una luz para su magisterio. Con palabras que resuenan desde el corazón del Obispo de Hipona, el Santo Padre ha tejido un homenaje constante a quien supo transformar la inquietud del alma en deseo de Dios. Este artículo es una muestra entrañable de ese vínculo profundo entre Francisco y Agustín: un lazo de amor, sabiduría y pasión por la verdad.
La inquietud como camino hacia Dios
“Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Esta frase inmortal de las Confesiones ha sido citada por el Papa Francisco en diversas ocasiones, como en la constitución apostólica Vultum Dei quaerere, dedicada a la vida contemplativa femenina. Francisco ve en esta inquietud agustiniana no un defecto, sino una gracia: el motor que nos impulsa a buscar el rostro de Dios sin descanso.
Una escucha con los oídos del corazón
En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2022, el Papa nos regaló una perla agustiniana: “No tengan el corazón en los oídos, sino los oídos en el corazón”. Con esta expresión, San Agustín nos recuerda que la escucha verdadera no es técnica, sino espiritual. Y Francisco, comunicador del Evangelio, sabe que sin silencio interior no hay diálogo posible.
El amor que todo lo une
Durante su catequesis sobre el Espíritu Santo en octubre de 2024, el Papa citó la doctrina agustiniana del Amor que une al Padre y al Hijo. Para Agustín, el Espíritu Santo es el vínculo de la unidad, y Francisco no duda en retomarlo como imagen de la Iglesia: una comunidad unida no por estructuras, sino por el amor derramado en los corazones.
La misericordia y la miseria se encontraron
Misericordia et misera, la carta apostólica que concluyó el Jubileo de la Misericordia, toma su título de una intuición agustiniana sobre el pasaje evangélico de la mujer adúltéra: “Quedaron sólo ellos dos: la misericordia y la miseria”. Francisco abraza esa mirada compasiva de Agustín, que no condena, sino que abre las puertas del perdón.
La paciencia, fruto del amor
“El justo es tanto más fuerte para tolerar cualquier aspereza cuanto mayor es, en él, el amor de Dios”. Esta frase, citada por el Papa en una audiencia de marzo de 2024, muestra la pedagogía agustiniana del sufrimiento. Para Francisco, la paciencia cristiana no es resignación, sino prueba de un amor maduro.
Un legado que atraviesa los siglos
El Papa Francisco ha demostrado que San Agustín no es solo un Padre de la Iglesia, sino un compañero de camino en la misión actual. Sus palabras, su oración y su pensamiento siguen vivos en la voz del Papa.
Hoy, más que nunca, los Agustinos Recoletos escuchamos con gratitud este eco agustiniano en el magisterio pontificio. Porque si el Papa Francisco tiene el alma inquieta de Agustín, también nosotros estamos llamados a caminar con corazones encendidos por la verdad.