Hoy, 7 de mayo, comienza el cónclave para elegir al nuevo Papa, el sucesor de san Pedro, tras la Pascua del Papa Francisco. Para comprender a fondo este momento clave para la Iglesia, Fray Daniel Medina, OAR, vicario de Argentina de la Provincia Santo Tomás de Villanueva y decano de la Facultad de Derecho Canónico de la UCA, ofreció en Radio María Argentina una entrevista clara, serena y profundamente formativa. En ella explicó, desde la experiencia eclesial y jurídica, el paso a paso de este acontecimiento que moviliza a millones de católicos.
Un tiempo de dolor y gratitud
Al inicio de la conversación, Fray Daniel expresó su dolor por la partida del Papa Francisco, a quien conoció de cerca y de quien recibió un nombramiento vaticano. “Fue un padre para todos nosotros”, afirmó. Al mismo tiempo, reconoció el reconocimiento mundial hacia su figura, su apertura y su obra pastoral: “Pasará a la historia por su cercanía, su magisterio y su apuesta por la paz”.
¿Qué ocurre antes del cónclave?
El proceso no comienza directamente con las votaciones. Fray Daniel explicó que lo primero son las congregaciones generales, reuniones en las que participan todos los cardenales —también los mayores de 80 años— para reflexionar y organizar el proceso. Solo después, el día del cónclave, acceden al mismo los cardenales electores, es decir, los que tienen menos de 80 años.
Antes de comenzar las votaciones, los cardenales asisten a una misa especial y realizan un juramento solemne de secreto absoluto sobre todo lo que ocurra durante el cónclave, promesa que deben guardar de por vida.
¿Cómo se vota en un cónclave?
Fray Daniel explicó con claridad que el procedimiento de elección está minuciosamente regulado por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por san Juan Pablo II y reformada por sus sucesores. El sistema vigente establece que para ser elegido Papa, un cardenal debe obtener una mayoría cualificada de dos tercios de los votos emitidos.
Por ejemplo, si participan 120 cardenales —el máximo permitido—, se necesitarán 80 votos para una elección válida. Este quórum alto busca asegurar el máximo consenso posible en torno al nuevo Sucesor de Pedro.
“Se vota en papeletas individuales, escritas a mano por cada cardenal. Después se doblan cuidadosamente y se depositan en una urna durante la votación solemne.”
Cada día, se puede realizar un máximo de cuatro votaciones: dos por la mañana y dos por la tarde. Si después de varios días no se alcanza la mayoría necesaria, el reglamento prevé que se pueda limitar el número de candidatos o cambiar el sistema, pero siempre conservando el principio esencial de la elección libre y secreta.
“No se puede elegir por aclamación ni por sorteo, como se hacía en siglos pasados. Cada elección debe ser el fruto de un discernimiento personal y comunitario, no de una improvisación.”
Los votos son contados por tres cardenales llamados escrutadores, que también leen en voz alta cada nombre escrito. Luego, se hace una verificación por parte de otros cardenales auxiliares, llamados revisores, que garantizan la corrección del proceso.
Una vez elegido el nuevo Papa, se le pregunta en secreto:
“¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?”
Si acepta, se le invita a elegir su nombre papal, y en ese instante se convierte oficialmente en Papa. Solo después se anuncia al mundo con la fórmula clásica: “Habemus Papam”.
Un cónclave más internacional que nunca
Una de las novedades de este cónclave es su composición verdaderamente universal. “Tenemos cardenales de países que antes no tenían representación, como Paraguay, Uruguay o Tonga”, señaló Fray Daniel. Esto responde al deseo del Papa Francisco de visibilizar a las Iglesias de las periferias, más allá del poder político o del número de fieles.
“Es una nota evangélica que muestra la catolicidad de la Iglesia”, añadió. También reconoció que esta diversidad puede hacer que el proceso se extienda, dado que muchos cardenales se conocen poco entre sí.
¿Qué pasa con los teléfonos móviles?
Una curiosidad que interesa a muchos: los cardenales deben dejar sus teléfonos fuera. Toda forma de comunicación con el exterior está prohibida, y se toman medidas técnicas para garantizarlo. La excomunión es automática para quien rompa este secreto.
“No hay posibilidad de recibir ni enviar mensajes, ni siquiera fotos. La confidencialidad es total.”
El Espíritu Santo en el corazón del proceso
Fray Daniel insistió en que, más allá de lo jurídico, el cónclave es un acto de fe. “No elegimos al jefe de Estado del Vaticano. Elegimos al sucesor de Pedro, al Vicario de Cristo. Esa es la clave de todo”, explicó. Por eso, la oración de todo el pueblo de Dios es fundamental en estos días.
“El Espíritu Santo actúa, pero lo hace también a través del diálogo, del discernimiento y del encuentro de los cardenales. No es algo mágico, es un proceso eclesial y humano.”
Un llamado a la oración y a la esperanza
Con palabras claras y firmes, Fray Daniel Medina ofreció una auténtica catequesis sobre el cónclave. Su intervención es una invitación a los fieles a vivir este momento en oración y unidad, con los ojos puestos en Cristo, el único Pastor de la Iglesia.
“Nuestra misión ahora es rezar, pedir al Espíritu Santo que ilumine a los cardenales, y confiar en que Dios seguirá guiando a su Iglesia.”