Cada 22 de mayo, Monachil se transforma. Desde muy temprano, llegan fieles de Andalucía, Castilla-La Mancha y otros rincones de España para participar en las celebraciones en honor a Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles. Fray Javier Hernández, OAR, prior del convento agustino recoleto y director de la centenaria revista Santa Rita, nos abre las puertas de esta devoción viva, marcada por la esperanza de los que sufren y la cercanía de una santa que sigue obrando en lo cotidiano.
Una devoción con raíces profundas
“La devoción a Santa Rita en Monachil comienza con la revista”, explica Fray Javier. Antes de que el convento existiera, ya en 1906, se publicaban los primeros números desde la comunidad de la calle Elvira, en Granada. Al fundarse la casa de Monachil en 1914, la publicación se trasladó y desde entonces, ha sido el motor de difusión de esta devoción popular.
“Hoy, la revista Santa Rita se publica cada dos meses y cuenta con entre 9.000 y 10.000 suscriptores en toda España”.
A lo largo de sus más de 1.100 números, la revista ha llevado esperanza, testimonios y oraciones a miles de hogares, haciendo de Santa Rita una presencia cercana para quienes atraviesan momentos difíciles.
Monachil y Casia: hermanadas por una santa
Desde 1999, Monachil y Casia están oficialmente hermanadas por su vínculo espiritual en torno a Santa Rita. Este acto, promovido por la Hermandad de Santa Rita de Monachil y apoyado por el convento agustino recoleto, se formalizó con una ceremonia en la que se reafirmó que ambas localidades comparten una misma fe, una misma intercesora y una misma misión: dar esperanza.
“Este hermanamiento simboliza la comunión entre dos pueblos, dos culturas y dos historias unidas por la santidad humilde y cercana de Santa Rita”.
Una fiesta que moviliza a un pueblo
El convento se prepara con detalle: eucaristías desde las ocho de la mañana, procesión por la tarde, música, cohetes y una gran carpa instalada en el campo de fútbol con capacidad para mil personas.
“Viene mucha gente. Algunos llegan en autobuses organizados. Es emocionante ver la fe de quienes buscan a Santa Rita porque entienden que ella vivió lo mismo que ellos”.
El prior destaca que la clave está en la humanidad de la santa: fue hija, esposa, madre, viuda y religiosa. Y en cada una de esas etapas sufrió y luchó, lo que la convierte en modelo para tantas mujeres y familias que hoy enfrentan enfermedades, rupturas, dificultades económicas o personales.
“Santa Rita me acompañó desde el noviciado”
Para Fray Javier, esta devoción no es solo pastoral: es personal. Recuerda que, en sus años de formación, eligió añadir el nombre de Santa Rita a su identidad religiosa.
“Me llamé Javier Hernández de Santa Rita, pidiéndole a la santa que me hiciera el milagro de perseverar… y lo hizo”.
Reconoce que no fue un camino fácil, pero la cercanía espiritual de la santa fue siempre un consuelo en los momentos duros. Hoy, como prior, ve cada año cómo miles de personas encuentran lo mismo: consuelo, fe y fuerza para seguir.
Santa Rita, luz para los que buscan esperanza
En un mundo marcado por la incertidumbre, la devoción a Santa Rita sigue viva, sencilla y luminosa. Desde el convento de Monachil, los Agustinos Recoletos acogen con alegría a todos los que llegan buscando un poco de luz en medio de sus imposibles. Y lo hacen con la misma fe de quienes saben que los milagros no siempre llegan como los esperamos, pero sí cuando confiamos como ella.
“Santa Rita nos da orientación para los problemas de la vida. Esa es su grandeza. Y por eso sigue iluminando a tantos”.
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