Actualidad | Una palabra amiga

Tecnología con conciencia pedagógica

Desde una perspectiva crítica, resulta relevante observar cómo, en la práctica cotidiana, los docentes revisamos de forma constante los trabajos de nuestros estudiantes, atentos a la posibilidad de que hayan sido generados mediante herramientas de inteligencia artificial (IA). Este fenómeno nos conduce a una necesaria reflexión: ¿estamos involucrados en una competencia por mantenernos al ritmo de una tecnología que avanza aceleradamente, o somos realmente conscientes de que nuestra labor trasciende el uso instrumental de nuevas aplicaciones? Más allá de conocer su funcionamiento, es importante asumir el compromiso de capacitarnos y posicionarnos como agentes del cambio en el ámbito educativo.

Existe una tendencia generalizada a considerar que la tecnología debe integrarse, de manera permanente, en nuestras mediaciones pedagógicas. No obstante, esta postura puede ocultar una realidad más compleja: la tecnología, por sí sola, no garantiza un aprendizaje significativo. Para que esta integración sea verdaderamente efectiva, es imprescindible reconocer que el docente continúa siendo el principal mediador, facilitador y motor del cambio educativo. Solo a partir de esta conciencia profesional es posible evaluar de forma crítica y propositiva el impacto de la IA en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

El verdadero riesgo emerge cuando perdemos de vista el propósito de nuestra enseñanza y la forma en que la llevamos a cabo. En este sentido, el impacto de la inteligencia artificial en el sistema educativo debe ser cuidadosamente gestionado. Su implementación ha de orientarse al fortalecimiento del aprendizaje significativo, y no a su sustitución.

En manos de una docencia crítica, reflexiva y comprometida, la IA puede convertirse en una herramienta valiosa; de lo contrario, puede contribuir a desdibujar los principios pedagógicos fundamentales que guían nuestra labor.

«El maestro debe estar bien preparado para que su lenguaje clarifique las dudas y pueda proporcionar adecuadamente los signos necesarios para la enseñanza.» (San Agustín)

José Carlos Quesada Leiva

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