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Sesenta años latiendo con un solo corazón: la Ciudad de los Niños, Costa Rica

Sesenta años latiendo con un solo corazón: la Ciudad de los Niños, el milagro cotidiano que Cartago regala a Costa Rica. Hace seis décadas los Agustinos Recoletos tomaron la posta de un sueño nacido en 1958: que ningún muchacho costarricense volviera a sentir la intemperie como única morada. Hoy la Ciudad de los Niños festeja 60 años de vida fraterna, formación técnica y oración compartida, una historia escrita con lágrimas, pan recién horneado, soldaduras chispeantes y –sobre todo– oportunidades.

Una intuición que nace en la calle

El padre Luis Madina Michelena llegó desde España en 1958 y quedó marcado por los más de ocho mil niños que sobrevivían en las aceras de San José. Su respuesta fue audaz: fundar una Ciudad donde la infancia rota encontrara techo, mesa y futuro. La providencia se mostró enseguida: el presbítero José Francisco López del Corral legó las 136 hectáreas de la finca La Jirara en Agua Caliente de Cartago. Allí empezó todo.

Con pocos recursos y mucha fe, en 1962 el padre Madina se instaló con el primer grupo de muchachos. No era fácil: faltaban alimentos, ropa y apoyo gubernamental. Exhausto, decide marcharse… y aparece un nuevo “guiño” de Dios.

El relevo providencial: los Agustinos Recoletos (1965)

Mientras esperaban visados para México, unos jóvenes frailes recoletos ayudaban en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, Alajuela. El 31 de mayo de 1965 el obispo les confió la dirección de la obra. Encontraron deudas, proveedores impacientes y chicos enojados por la salida de su fundador.

El padre Izaguirre, primer administrador recoleto, recuperó la confianza pública con trabajo incansable y transparencia. Se sembraron huertas, se abrió una panadería y se vendió la producción para sostener la casa. Poco a poco la Ciudad volvió a respirar.

Aprender haciendo: cuando la pedagogía agustiniana se vuelve taller

Hoy la Ciudad acoge a 500 jóvenes de 12 a 22 años y construye una nueva residencia para 130 más . La formación combina:

  • Talleres de soldadura, electricidad, ebanistería, agricultura y ganadería (nivel nacional reconocido).

  • Especialidades de mecánica de precisión, electromecánica, reparación de vehículos livianos y agroindustria, con título de técnico medio y prácticas empresariales .

Todo, sin descuidar la dimensión espiritual: silencio interior, liturgia, acompañamiento psicológico y vida comunitaria.

“El eje siguen siendo los muchachos más desfavorecidos… Les ofrecemos deporte, cultura, acompañamiento personal y formación técnica de primer nivel”, señala Fray Jesús María Ramos Leza, director actual .

Voz de la experiencia: 60 años de entrega exclusiva

“¿Qué supone que hayamos estado aquí 60 años? Supone apostar por una dedicación exclusiva y darles lo básico para salir adelante”, resume Fray Jesús María . Alrededor de cien colaboradores –profesores, orientadores, formadores humanos– acompañan día y noche a los chicos, escuchando, comprendiendo y señalando horizontes.

Misión, visión y valores que siguen alumbrando

Nuestra misión

Institución de bienestar social sin fines de lucro, animada por los Agustinos Recoletos, que desde la pedagogía agustiniana y la metodología “aprender haciendo” forma integralmente a adolescentes y jóvenes, ayudándoles a descubrir sus talentos y a arraigar valores cristianos y humanistas.

Nuestra visión

Ser modelo nacional e internacional de formación integral que genere oportunidades personales, técnicas y académicas, fomentando la unidad familiar y una sociedad solidaria e inclusiva.

Nuestros valores

Interioridad, Verdad, Libertad, Amistad, Comunidad y Justicia Solidaria. Valores que invitan a pasar del ruido al silencio fecundo, de la indiferencia a la amistad, del egoísmo a la comunión, y de la exclusión a la misericordia comprometida.

Sesenta años después: la obra sigue creciendo

Desde la inauguración de la capilla en 1998 hasta la creación del Colegio Técnico Agustiniano en 2007, la Ciudad no ha dejado de innovar. Hoy avanza la segunda etapa del campus con el lema Ayúdenos a ayudar”: nuevos caminos, gimnasio, piscina y talleres profesionales. Muchos profesores son exalumnos –prueba palpable de un círculo virtuoso que multiplica esperanza.

La Ciudad de los Niños cumple 60 años latiendo al ritmo del Evangelio y del “una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios” de san Agustín. Cada pupitre, cada torno y cada hectárea de cultivo cuentan la misma historia: cuando se cuida el interior del joven, la sociedad entera florece.

Celebrar este aniversario no es mirar al pasado con nostalgia, sino renovar un compromiso: seguir abriendo puertas para que más muchachos descubran que su vida vale, que su futuro cuenta y que, con ayuda de todos, los sueños también se gradúan.

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