La JMJ no fue sólo Madrid. Los casi dos millones de jóvenes del mundo que respondieron a la convocatoria del Santo Padre, vivieron primero una semana repartidos por toda la geografía española, acogidos por las diferentes diócesis y varios miles de familias. Luego se reunieron en Madrid y allí disfrutaron de otra experiencia inolvidable de comunión, esta vez con los jóvenes de todo el mundo y, en el caso de los agustinos recoletos, con integrantes de la JAR venidos de 11 países, en la primera convivencia global de toda la historia.
Para muchos aún hubo una tercera semana, esta vez en Roma. Los peregrinos venidos de América y Asia hicieron lo posible por redondear su viaje a Europa visitando la Ciudad Eterna. Y la casa que la Orden tiene en el centro de Roma se convirtió, entre el 21 y el 28 de agosto, en lugar de cita y convivencia para grupos venidos de Panamá, Argentina y Filipinas.
Desde 1619, la Orden cuenta con casa en Roma. Casa e iglesia que, cuando se construyeron, estaban en zona periférica que hoy día es pleno centro, en vía Sistina. El nombre formal es algo altisonante: “Colegio Internacional de San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva”. Aquí residen los jóvenes sacerdotes que hacen en Roma estudios de postgrado.
Testimonios
Los primeros en llegar a esta postjornada romana fueron un grupo de nueve personas procedentes de la diócesis de David, en Panamá, de donde es obispo el agustino recoleto José Luis Lacunza. Venían deslumbrados por lo que habían vivido en Madrid y, sobre todo, en la semana de prejornada, que ellos pasaron en Palencia. Ada ponderaba una y otra vez “la acogida, el calor de las personas que nos recibieron”. Y tanto Néstor como Rodrigo y los demás, destacaban la diversidad de culturas que habían encontrado y cómo en todas ellas se alababa a Dios.
El grupo de argentinos era mucho más numeroso, hasta un total de 70 personas. Con ellos venían tres agustinos recoletos de aquel país, encabezados por el superior, Carlos María Domínguez. El jueves 25 de agosto llenaron la iglesia, celebrando una vibrante eucaristía en español, antes de continuar su ruta de peregrinos por las maravillas de Roma.
San Agustín
También se hospedaron en la casa de vía Sistina los nueve religiosos filipinos asistentes a la Jornada. Llegaron el día 25 y permanecieron hasta el 29. Les acompañaba un buen grupo de jóvenes de ambos sexos representantes de las distintas áreas geográficas del Archipiélago.
Su presencia en Roma durante la fiesta de san Agustín, el 28 de agosto, permitió que la celebración del santo fundador de la Orden fuera este año totalmente especial. En la casa de residencia del prior general, se reunieron en torno al altar los religiosos de las tres casas de Roma, en una eucaristía celebrada básicamente en inglés, aunque con lecturas y textos en español e italiano.