Al menos desde el siglo XVII, «Madre de Consolación» o «Madre de la Correa» es el título principal con que la Orden agustiniana honra a la Virgen. En 1439 obtuvo la facultad de erigir para los laicos la «cofradía de la cintura». Una antigua leyenda, nacida en el seno de la Orden, narraba que la Virgen se había aparecido a santa Mónica, afligida por la suerte de Agustín, consolándola y dándole una correa, la misma con que después se habrían de ceñir Agustín y sus frailes. De ordinario, la iconografía representa a la Virgen y al Niño en el acto de entregar sendas correas, respectivamente, a santa Mónica y a san Agustín. En 1495 surgió en la iglesia agustiniana de Bolonia la cofradía de «Santa María de la Consolación». En 1575 ambas cofradías se fusionaron en una única archicofradía de la Correa, a la que los papas enriquecieron con abundancia de indulgencias. En los últimos calendarios litúrgicos aprobados se la declara Patrona de la Orden.
La protección de la Madre de la Consolación nos da serenidad y consuelo en las pruebas para que también nosotros podamos consolar a nuestros hermanos.