Sermo 125, 7.
Pensamiento del Aug 10
Mirad el amor del hombre; es como la mano del alma: si coge una cosa, no puede asirse a otra. El que ama el siglo no puede amar a Dios; tiene la mano ocupada. Le dice Dios: «Ten lo que te doy»; mas no quiere dejar lo que tenía, y no puede recibir lo que se le ofrece.