Predicar y escribir fueron sus dos principales actividades. Cultivó una tiernísima devoción a la Virgen, y estaba persuadido de que al escribir cumplía un mandato expreso suyo. Aunque era predicador real, prefirió siempre hablar a religiosas y a gente del pueblo, a presos y a enfermos. Se alistó para las misiones de México, pero hubo de desistir por problemas de salud. Como religioso sobresalió por su sencillez evangélica, su equilibrio y su moderación en la vida de comunidad. Asceta y místico, sufrió durante unos 30 años de aridez espiritual y continuos escrúpulos. Murió en Madrid a los 91 años, cuando todavía ardía en deseos de trabajar por las almas. Sus restos mortales se veneran en la capilla de las monjas agustinas del convento San Alonso de Orozco de Madrid (La Granja, 9), a donde fueron trasladadas en 1978 desde la iglesia de Valladolid, en la que reposaban desde 1881.
Fue beatificado por León XIII en 1882 y Juan Pablo II inscribió su nombre en el catálogo de los santos el día 19 de mayo de 2002.
Documento relacionado: Biografía de San Alonso de Orozco (PDF, 61 kb)