Se trata de un pergamino que después de la expulsión de los hebreos de España fue reutilizado como encuadernación de un libro. En este caso se trata del libro de Actas de la Cofradía de Santa Catalina de la Parroquia de Monteagudo. Dicho libro recoge actas y datos relativos a dicha cofradía desde 1507 hasta 1613. Para encuadernarlo se usó el pergamino hebreo que contenía una serie de textos del libro del profeta Jeremías, concretamente Jr 34, 17b – 38, 11a.
El libro de la Cofradía de Santa Catalina de la parroquia de Monteagudo se conservaba desde hace algunos años en el archivo del Palacio Decanal de Tudela (Navarra, España). En la pascua de 2007 Enrique Eguiarte vió por primera vez el libro, encuadernado con el pergamino hebreo. Tomó algunas anotaciones del texto hebreo que se podía ver en aquel momento, y publicó sus hallazgos en un artículo de la revista Mayéutica 35 (2009) 39-49. El hallazgo del pergamino suscitó el interés de Mercedes Terrén, directora del archivo del Palacio Decanal de Tudela, quien mandó restaurar el pergamino liberándolo de la encuadernación del libro de la Cofradía de Santa Catalina y extendiéndolo para que pudiera ser leído.
Comunidad sefardita
Este pergamino es una de las joyas de Monteagudo y un testigo cualificado de la vida pluricultural de la España medieval. En agosto de 2009 Enrique Eguiarte pudo regresar a Tudela para examinar el pergamino ya extendido, y hacer un largo artículo sobre el mismo, ofreciendo el texto con sus características y su traducción. El hallazgo suscitó el interés de Mariano Herrero, alcalde de Monteagudo, quien se puso en contacto con el director de la revista Avgvstinvs y, por la importancia del hallazgo, decidió editar como regalo de Navidad para todos los habitantes de esta localidad navarra, un pequeño libro en que se publicaran los detalles del hallazgo y del pergamino, los textos que contiene, las características de la comunidad judía de Monteagudo y unas fotografías del pergamino.
Al tratarse de uno de los pocos documentos bíblicos sefarditas de los que se tenga noticia en la Ribera de Navarra, este pergamino es, por su extensión y perfecto estado de conservación, una de las joyas de Monteagudo y un testigo cualificado de la vida pluricultural de la España medieval.