La carta del prior general, fechada en Roma el pasado 6 de abril, se abre con una cita de la primera carta de san Pablo a Timoteo que servirá como lema para el próximo capítulo general que hará el número 54 en la historia de la orden: “Tenemos puesta la esperanza en el Dios vivo” (4,10). Seguidamente, el padre Guerra expone el motivo de su carta: “Deseo exhortar a todos a vivir con esperanza y a unir nuestras oraciones para que el capítulo sea un tiempo de gracia que nos impulse a reavivar el carisma agustino recoleto, a intensificar la vida fraterna de nuestras comunidades y a comprometernos con renovado empeño en la misión evangelizadora de la Iglesia”
Retos
Además de solicitar oraciones especiales a los religiosos para que el Espíritu Santo sople en la reunión más importante de la institución, el prior general aprovecha las dos páginas de su carta para enumerar alguno de los retos que se afrontarán en Granada a partir del 4 de octubre: “Todos somos corresponsables de los retos que el próximo capítulo tiene que discernir. Podemos destacar, entre otros, la renovación de las Constituciones, la reestructuración de la Orden y la organización de sus ministerios, la función propia de los secretariados e institutos, la formación inicial y permanente, la pastoral vocacional, la identidad y la dimensión comunitaria de la oración y misión apostólica”.
Oración
Además de solicitar a los religiosos que recen de un modo especial, el Consejo General ha elaborado una oración de acción de gracias que reproducimos a continuación:
“Padre bueno, te damos gracias porque nos has llamado a formar parte, dentro de la Madre Iglesia, de la familia agustino-recoleta, y pones a nuestro lado hermanos que con su ejemplo, trabajo e ilusión nos ayudan a crecer en el seguimiento fiel de tu Hijo Jesús, nuestro Maestro. Tú nos concedes, Señor, la gracia de celebrar de nuevo el Capítulo general. Haz que siempre dirigidos hacia ti seamos uno en alma y corazón.
Por medio de tu Espíritu reaviva nuestra esperanza, perdona nuestros errores y pereza, fortalece nuestros pasos para ser testigos del Reino, ilumina a nuestra Orden en la actualización de las leyes, guía las mentes y los corazones de los hermanos que se reúnen para descubrir tus designios sobre cada uno de nosotros.
Que la Madre de la Consolación, san Agustín y todos los santos de la Orden nos ayuden en este momento de gracia a ser fieles al evangelio de tu Hijo y a nuestra consagración religiosa y sacerdotal. Amén”.