Cuando tenemos que explicar una realidad compleja a personas sencillas, generalmente utilizamos metáforas, imágenes, comparaciones. Lo mismo hacía san Agustín en sus sermones. Sabía que cuando predicaba en Hipona, la gran mayoría de sus oyentes eran personas de escasa cultura y de una fe que se apoyaba en lo que podían recordar en su memoria. Por eso san Agustín como buen orador, llena sus sermones y sus explicaciones de la Sagrada Escritura con imágenes, comparaciones y ejemplos que eran familiares a sus oyentes.
Año de documento: 2010.
Documento disponible en español, inglés y portugués
Autor: Enrique A. Eguiarte, OAR
ITALIA