A las 7 de la mañana del 2 de agosto los peregrinos fueron convocados y, tras el desayuno en el monasterio agustino recoleto de San Millán de la Cogolla, iniciaban la primera etapa: desde San Millán de la Cogolla hasta Nájera. En los días sucesivos fueron completando los kilómetros de este Camino Francés pasando por Santo Domingo de la Calzada, Belorado, San Juan de Ortega y, finalmente, Burgos, meta en la peregrinación de este año. Son, quizá, algunas de las etapas más representativas de todo el Camino de Santiago que, por su lejanía de Compostela, quedan en el olvido para muchos peregrinos.
Peregrinos
En total, fueron cerca de 130 kilómetros los recorridos en medio de no pocas dificultades: lesiones, frío, ampollas, calor… Pero ahí está el verdadero ser del peregrino: en mostrarse siempre abiertos a la novedad, a lo inesperado, a la dificultad, y a saber afrontarla y superarla.
Esta experiencia de fe se vio, además, enriquecida por una convivencia de más de una semana entre jóvenes inquietos que tienen en común muchas más cosas de las que ellos sospechaban.Precisamente esa era la orientación de la actividad: el Camino de Santiago leído como una parábola de la vida cristiana. Hay un origen y una meta, unas dificultades y unas ayudas, momentos de soledad y una comunidad que acompaña. Cada día, la celebración de la Eucaristía se convertía en el momento central de la jornada, encontrando en el Cuerpo y la Sangre de Cristo el verdadero alimento del peregrino. Y el sacramento de la Reconciliación se convirtió, también, en una renovación de vida y un impulso para seguir con la marcha.
Esta experiencia de fe se vio además enriquecida por una convivencia de más de una semana entre jóvenes inquietos que tienen en común muchas más cosas de las que ellos sospechaban. Las visitas turísticas, las animadas veladas, los múltiples momentos de diversión compartida que fueron surgiendo han hecho de esta peregrinación algo inolvidable para todos ellos.