Tres son los términos que los recoletos usan hoy como moneda más corriente: ‘reestructuración’, ‘renovación’ y ‘constituciones’. Designan tres cosas bien distintas, las tres necesarias y complementarias. La primera es la ‘restructuración’, que mira hacia fuera, al edificio externo de la Orden, que tiene que repararse y redistribuirse. La segunda, la ‘revitalización’, se refiere más bien al dinamismo interior. Pero hace falta también conocer el mapa genético de la institución y el proyecto que viene persiguiendo desde sus orígenes, y esto es la ´constitución’, las constituciones. Un libro que contiene lo que se llama el “carisma”, los genes que el Espíritu Santo ha inseminado en la corporación. Sin el conocimiento y la interiorización de este mapa genético, no hay renovación posible ni se puede hacer una reestructuración mínimamente consistente y fiable.
Libro de cabecera
La noticia puede parecer irrelevante. Podría expresarse en titulares planos e inexpresivos, del estilo de los siguientes: “Los agustinos recoletos editan unas nuevas constituciones” o “Cada fraile recibe su ejemplar de las nuevas constituciones”.
La noticia sería irrelevante si se tratara, simplemente, de la impresión de un nuevo libro. Pero las constituciones no son un libro cualquiera. Este volumen de 431 páginas en formato menor editado por la imprenta Calatrava de Salamanca es para cada fraile mucho más que un libro de cabecera. Lo acompañará en el día a día como un libro sagrado.
Este libro, pequeño y fundamental, se está distribuyendo por toda la Orden; a cada religioso se le entrega, con su nombre y apellido, el ejemplar que le corresponde. Sobre él se organizarán en los próximos años jornadas de estudio y congresos, buscando desmenuzarlo y disolverlo en la propia linfa vital de cada agustino recoleto.