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Los agustinos recoletos se movilizan para paliar los efectos devastadores del tifón Sendong

Los tifones son algo a lo que desgraciadamente están acostumbrados en Filipinas, lo mismo que en otros países del Extremo Oriente. Todos los años son varias las tormentas tropicales que, en un sitio o en otro, golpean aquel Archipiélago, en el que los agustinos recoletos están radicados desde 1606.
En vísperas de Navidad se abatió sobre el sur del país el tifón Washi (‘Águila’, en japonés), denominado Sendong en Filipinas. En concreto, el día 16 asoló el norte de Mindanao, la gran isla del sur, tras lo cual continuó rumbo al oeste para azotar al día siguiente la isla de Palawan. A su paso sembró la destrucción que las estadísticas resumen en no menos de 1.200 víctimas y más de un millar de desaparecidos. Según los organismos especializados, ha sido la tormenta más devastadora de todo el 2011.
Sendong ha golpeado sobre todo en dos ciudades históricamente muy relacionadas con los agustinos recoletos, como son Cagayán de Oro e Iligan, en la costa norte de Mindanao. Pero también ha afectado a alguno de los ministerios que actualmente tienen en la isla de Palawan, como es la parroquia de Inagawan, donde trabajó hace casi siglo y medio san Ezequiel Moreno. Y ha afectado especialmente a los ministerios de la isla de Negros. En concreto, en el área de Valencia (Negros Oriental) se han contabilizado 15 muertos y 4 desparecidos, además de unas 100 familias desplazadas.  La capilla que los recoletos tienen en Caidiocan, uno de sus barrios, ha sido habilitada como lugar de refugio.
Tanto los agustinos recoletos como la congregación de agustinas recoletas de Filipinas se han dado a la tarea de recoger ayudas y fondos por todo el Archipiélago. Y de las universidades recoletas de Bacólod y Cebú han salido voluntarios que se han desplazado hasta los lugares del desastre para prestar su ayuda.
Igualmente, el prior provincial de la Orden en Filipinas ha hecho pública una carta en la que se solidariza con los afectados, al tiempo que anima a todos a rezar por los difuntos y prestar su generosa ayuda a los damnificados.

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