El pasado 12 de mayo emitió su profesión solemne la primera brasileña agustina recoleta de clausura, sor Aurilene da Mota Silva. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia del monasterio y fue presidida por monseñor Francisco Javier Hernández Arnedo, OAR, obispo de Tiangua. Lo acompañaban varios sacerdotes concelebrantes. Sor Aurilene es originaria de una de las parroquias de la diócesis.
Se cubre así una nueva etapa en el desarrollo del monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, fundado por agustinas recoletas venidas de Ahuacatlán (San Luis Potosí), en México, a mediados de junio de 2003. Habían respondido con generosidad al llamamiento de monseñor Hernández, que quería a toda costa tener en su diócesis una comunidad religiosa dedicada a la oración. El monasterio de Guaraciaba sigue siendo el único monasterio contemplativo de Tianguá, y el único agustino recoleto de toda América del Sur.
Seis brasileñas, en periodo de formación
La profesión de sor Aurilene es el primer fruto del monasterio brasileño. Pero tras ella vienen otras seis jóvenes que todavía están en formación, además de alguna otra interesada por la vida contemplativa agustina recoleta.
Y es también una piedra más que se asienta en el edificio de una nueva Recolección femenina. Durante siglos, desde su fundación en 1603 y hasta tiempos recientes, los monasterios recoletos de clausura estaban enclavados tan sólo en España y en México. En 1989, las hermanas de México cruzaron la frontera para fundar un convento en Irvington (Nueva York). En 1992, las de España dieron el salto hasta Filipinas, y fundaron el de Bacólod. Más tarde vino el de Guaraciaba (2003). Y luego los dos africanos, en Kenia: el de Wote, en el Sur (2008), y el de Lodwar, al noroeste (2011). Estos últimos son monasterios con abundantes vocaciones, que hacen que el rostro de la Recolección femenina esté cambiando.