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La manera legible de descubrir a Dios

Desde hace varios años, Cruz María Echevarría entrega su vida en la República Dominicana, ayudando a jóvenes embarazadas, ahora de la mano de ARCORES.

Hace más de 25 años, con la puesta en marcha del Dispensario Médico S. Agustín, en la Parroquia S. Agustín de Bajos de Haina S. C. nació un proyecto de atención a la salud abierto a todas las personas. Nadie podía vislumbrar lo que ha supuesto y está suponiendo el mismo para todos, los enfermos primero, y nosotros después. Distintos compañeros como Martín Berástegui, Xabier Villanueva, Ramón Aníbal, Pedro Rivas o Juanjo Zaro, estamos ligados a la historia salvífica de esta obra social, hoy encarnada en la Red Solidaria Agustino Recoleta ARCORES.

Además de medicina general, el Dispensario ofrece 12 especialidades y servicios de laboratorio, electos y nosografía. En este año el COVID-19 se extendió por todo el mundo ofrecimos al Ministerio de Salud Pública, el local y los empleados del dispensario para vacunar. El Centro ha vacunado a cientos de personas con la primera y segunda dosis, suministradas por Salud Pública de San Cristóbal.

Uno de nuestros objetivos ha sido adquirir equipos médicos para poder servir algunas especialidades y la informatización de los servicios. En estos momentos estamos en la conclusión de la informatización de todas las áreas del dispensario mediante una red. Conectados a un servidor podremos visualizar el historial clínico de todos los pacientes. Actualmente, le están escaneando y colocando en sus respectivos récords los resultados analíticos y tratamientos indicados.

La meta del 2022 es recuperar la atención a la salud preventiva en las 19 comunidades por medio del voluntariado de ARCORES Dominicana.Cientos de miles de personas de distintas clases sociales y nacionalidades se han acercado a este centro cuya mística ha sido, adelantándonos a los tiempos de ahora, la visualización de las personas, la acogida cariñosa y el acompañamiento generoso.

Un proyecto de “sinodalidad” de nuestra iglesia, evidenciado en la Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe, hoy amenazada, esa mística, con contagio del “virus del dinero”.

Mil historias podemos contar tanto de pacientes como de servidores de la salud. En la mente de cada uno de nosotros hay archivos gravados vivos de doctoras y doctoras, Quién no tiene en la mente al Dr. Cayetano Pérez que, generosamente, brinda sus servicios de ginecología gratuitamente, desde hace más 20 años, o la Dra. Zapata, o la psicóloga Angela Cepeda, o las enfermeras Censa, Estheffani y Milesia, o la asistente del proyecto de adolescentes embarazadas, Bernarda. Muchos pacientes revolotean en nuestras mentes como presencia de Dios en nuestras vidas.

En los últimos tiempos hemos implementado varios proyectos ampliando los servicios brindados, destacando el de: «Por una vida digna integral, adolescentes embarazadas» donde más de 90 adolescentes están inscritas, recibiendo los servicios de salud tanto de ellas como los bebés, así como la orientación sicológica, legal y educación para el acompañamiento en sus vidas. La mayoría llegan tristes, solas, humilladas y muy tímidas. Podemos recordar a Yenny (haitiana, 16 años, que solo tenía en una habitación de un edificio en construcción donde solo tenía una camita en un tercer piso, sin agua, sin luz, sin una silla, sin una mesa y cocinando solidariamente con una prima en el pasillo que unía las dos habitaciones con el constante peligro/miedo, a ser echadas de ese lugar. O la adolescente Perla, quien perdió su bebé de un mes de nacido con una confusión esclavizante de creencias mágicas y ahora nuevamente embarazada, cada una con su mochila de dolor y sufrimiento a la espalda. Con el paso de los días, van adquiriendo confianza e integración. Es admirable conversar y contemplar a Yasa, Lory, Ereka, Seneida, etc. comunicándose por el grupo WhatsApp para sugerir conversaciones y participando activamente en talleres y convivencias.

En estas actividades, descubro a Dios, como Energía vital, Presencia liberadora, y Compañía que fortalece. Es el Dios de la vida que se comunica, cuestiona, anima y acompaña. “El Dios que suda en la calle, el Dios de rostro curtido” (Misa nicaragüense)

La fe en este Dios, humaniza y como consecuencia diviniza. Podemos escribir un libro sobre el amor de Dios en la vida personal nuestra y de cada una ellas. «Los pobres nos hablan de Dios». Un reto para la vida “muelle” de muchos y muchas que hablamos de Dios. Es el Dios que a algunos nos gusta celebrar, con El y los hermanos y hermanas, la Eucaristía, conversar con El, en la oración o dormir tranquilos o intranquilos según ha sido nuestro devenir diario.

Imposible reducir las vivencias personales de cada paciente en 800 palabras. Sí puedo afirmar que este Dios descubierto, al lado de los y las pobres, humaniza y cuestiona mi vida religiosa consagrada donde todo parece solucionado, pero ello, oculta una exigencia de comunicación personal ausente, pero necesaria, para una vida de comunidad auténtica.

Dios es amor y éste, decíamos antiguamente, citando a Santo Tomás es «bonum est diffusivum sui».

Por Cruz María Echevarría OAR

Publicado en el Anuario OAR 2021

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