El obispo agustino recoleto Mons. Carlos María Domínguez ha presidido la eucaristía de clausura del Sínodo JAR.
“No sé si son conscientes de lo que acabamos de hacer”. Así ha comenzado su homilía el obispo agustino recoleto Mons. Carlos Mª Domínguez en la eucaristía de clausura del Sínodo JAR. Con ello se ha puesto fin al intenso trabajo durante seis jornadas en el que jóvenes y religiosos han dialogado, discernido y propuesto iniciativas para revitalizar el movimiento juvenil agustino recoleto.
Mons. Domínguez ha animado a los jóvenes a extender el espíritu sinodal más allá de este encuentro. Para ello, ha ofrecido tres pautas para trasladar a la propia vida: la actitud de escucha, la aceptación del fracaso como parte del proyecto de Dios, la esperanza y la integración del método sinodal en las comunidades JAR.
Los apóstoles Andrés, Bernabé y Timoteo representan, en palabras del prelado de San Rafael (Argentina), tres figuras de referencia de ese método sinodal. San Andrés es el modelo de quien lleva la gente a Jesús. Bernabé es ejemplo de quien hace que un hermano alejado, que ya no forma parte de la comunidad, vuelva a ella y se sienta importante. Timoteo recuerda la importancia de arreglar lo que no funciona en las comunidades donde Dios nos pone.
En su etapa como promotor vocacional y acompañante de jóvenes en Argentina, Mons. Carlos María Domínguez asistió al nacimiento de las JAR hace 28 años. Hoy, rodeado de frailes y jóvenes, confesaba sentirse feliz por lo vivido y compartido en estas jornadas sinodales, un gran paso dado en la familia agustina recoleta.
Al concluir se ha dirigido al Prior general para agradecerle la “iniciativa de haber convocado al Sínodo”, al tiempo que le ha pedido transmitir a la Orden “que las JAR han tenido la primera experiencia sinodal de nuestra familia” y que “han demostrado que se puede”. “Dígale a la Orden que tenemos una juventud maravillosa. Dígale a la Orden que cuidemos a los jóvenes y que estamos muy felices de tenerlos junto a nosotros”.
“La JAR es promesa, la JAR es proyecto de Dios, la JAR es misión”. Con estas palabras finalizaba el obispo agustino recoleto, mostrando su agradecimiento a Dios por la experiencia vivida y a los sinodales por su trabajo y compromiso.